La pandemia arrincona a la provincia y la deja como octava economía de Castilla y León

Antes de que despertara la segunda ola del covid, los efectos devastadores de la primera dejaron a la provincia arrinconada como la octava economía de Castilla y León. De 40 variables estudiadas, sólo 14 se encontraban en la media de la Comunidad o por encima. Sólo Burgos, con doce indicadores en positivo, supera a León, según los datos difundidos ayer por el Observatorio Económico que elabora el Colegio de Economistas de Valladolid. La radiografía del desempleo es especialmente desoladora.

La tasa de paro se incrementó un 22%, prácticamente el doble que en Castilla y León. Y un dato más que sintomático es la pérdida de uno de cada cinco empleos del sector industrial, frente a uno de cada veinte en servicios.

Todo ello a pesar de que ha sido un año pésimo para el turismo. El número de establecimientos hoteleros abiertos cayó fuertemente respecto al año pasado (26%). También el número de plazas se redujo un 17%, desplomándose de forma más acentuada el número de personal contratado, sector en el que se registró un descenso del 38%.

El último día de septiembre trabajaban en esta economía sólo 617 personas. El verano fue demoledor en este sentido, ya que se perdieron casi la mitad de viajeros y casi el mismo porcentaje de pernoctaciones. Hay que tener en cuenta que el turismo extranjeros se redujo el verano de la pandemia un 91%. El impacto de la crisis sanitaria dio fe, sobre todo, en el transporte aéreo. A la suspensión de los viajes del Imserso que dejó el aeropuerto de León vacío esta primavera se sumó la caída de viajeros hasta los 5.000, cuando el año pasado en esta misma fecha se habían registrado casi 19.000 pasajeros.

La economía también se resintió en cuanto al mercado exterior, con un descenso del 14,4% en las exportaciones. Y aunque el efecto de la crisis sanitaria se fue debilitando a lo largo del último trimestre por la recuperación, las ventas al exterior su superaron los 267 millones de euros.

Asimismo, destaca la variación del IPC, con un comportamiento de fuertes aumentos en alimentación, bebidas no alcohólicas y sanida. Como lectura positiva y con mejores datos que la media de la Comunidad, se encuentran indicadores como las sociedades disueltas, los movimientos del sector financiero y el número de hipotecas constituidas sobre una vivienda.