Diario de León

Los precios de la León-Astorga

El peaje duplica la dentellada a León en 18 años de vida

Las tarifas de la León-Astorga se suman a los obstáculos al desarrollo por la N-120

Acceso a la autopista desde uno de los ramales de la León-Astorga. ARCHIVO

Acceso a la autopista desde uno de los ramales de la León-Astorga. ARCHIVO

León

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La política no tiene prisa en solucionar los problemas que derivan el tráfico espeso en la N-120; los mismos problemas que lastran el avance de León a través del eje esencial para el desarrollo de la provincia, en el corredor que comunica los núcleos más poblados del territorio, que se agravan con un peaje que desde hace casi dos décadas bloque toda expectativa. La política reivindica autopistas con otras provincias, y da la espalda al pago en la AP-71, entre León y Astorga, que se ha disparado camino de doblar la cuantía del portazgo de la entrada en servicio, cuando la León-Astorga era A-12, y ya originó las primeros brotes de descontento entre la ciudadanía, y algún partido político.

En contra de aquellos intentos de liberalización del peaje, la cosa fue a peor, tal y como se observa en la evolución de la tabla del mordico que la autopista le da a la movilidad, a la fluidez de movimientos de los leoneses territorio adentro. No hay límites para transitar por vías de alta capacidad en las provincias del centro peninsular; pero entre León y Astorga hay un corsé diario que hoy se cuantifica con 5,25 euros, según el modelo de estándar para vehículos del tipo turismo; los camiones, que pueden circular gratis a través de los cuatro carriles de la las autopistas del centro peninsular, los ejes del Duero que compiten en desigualdad de condiciones por hacerse con el espacio al que aspira León en las comunicaciones, tienen que desembolsar más de 8 euros por un trayecto que se resuelve en poco menos de 38 kilómetros. La alternativa se vende en circulación tensa en medio de una carretera nacional superada por los acontecimientos, limitada para el intento en el que se ha embarcado en circular en sentido oeste, cuando los políticos insisten con sus planes estratégicos prioritarios en que León circule sentido sureste. La prioridad es extender la A-60 más allá de Santas Martas cuando las apreturas se localizan en el espejo retrovisor de los que circulan por el corredor de la N-120, entre Astorga y León, en ese paréntesis anacrónico que no figura en ninguna de las prioridades de infraestructuras o de obra pública para León.

La alternativa a esa nacional que es fuente de conflicto y accidentes costaba hace 18 años 2,90 euros; y hoy 5,25, así lineal, en el tramo más bajo de las tasas aplicadas por huir del tormento diario de una carretera plagada de inconvenientes y obstáculos; radares de tramos, líneas continuas, circulación en disposición gregaria. El peaje que lastra el desarrollo de León está al margen de cualquier movimiento a corto y medio plazo de los políticos leoneses.

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