Diario de León

La desescalada llega a León

Un pequeño paso hacia la normalidad

Los hosteleros, los gimnasios y los centros deportivos afrontan con «ilusión» la reapertura de los negocios, a pesar de las limitaciones, aunque reconocen que hay mucha incertidumbre porque nadie sabe qué va a pasar. «Esperamos que no vuelvan a cerrar», apuntan los afectados, que denuncian la falta de ayudas.

León

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Los últimos dos meses han sido «muy duros» para los hosteleros de la provincia, especialmente para los que no han podido amortiguar los efectos de las restricciones con una terraza amplia. La reapertura del interior de los locales devolvió ayer algo de vida a uno de los sectores más golpeados por la pandemia, que llevaba desde el día 12 de enero al albur de la climatología o, en el peor de los casos, sin ningún tipo de ingreso y con la trapa bajada.

Sin apoyo

Las ayudas directas que prometieron las administraciones no han llegado a los afectados

También abrieron los gimnasios y los centros comerciales. Fue una mañana intensa, de emociones contenidas y algo de «incertidumbre», después de 56 días complicados, sin facturar absolutamente nada en negocios como la Taberna de Flandes, que claudicó por decreto administrativo después de las navidades. «No podíamos poner una terraza y decidimos cerrar. Lo hemos pasado mal», reconoce su propietario, Carlos Cisneros mientras sirve las primeras cañas de la mañana, acompañadas por sus correspondientes tapas. «Necesitábamos volver a trabajar», apuntaba ayer este hostelero leonés, quien espera que las cosas mejoren a lo largo de las próximas semanas para ampliar el aforo por encima del 33%. A todos les parece «poco», aunque es mucho más de lo que había el domingo.

Carlos Cisneros, de la Taberna de Flandes. M. P.

Tampoco ha sido fácil para José Ángel, que regenta El Gaucho, a punto de cumplir cien años. Lo tuvo cerrado los últimos dos meses. «No hemos recibido ningún tipo de ayuda durante todo este tiempo», reprocha. Él pudo resistir porque el local es suyo y no arrastra deudas, pero muchos compañeros siguen en el alambre. Y algunos, seguramente, no regresarán nunca, como advierte la asociación provincial de hostelería, desde donde estiman que el 20% de las licencias desaparecerá.

Números rojos

Todos los locales sin terraza han estado sin facturar desde las navidades pasadas

José Ángel atiende tras la barra de El Gaucho. DL

«Al que le pilló empezando esto le ha hecho mucho daño», explica José Ángel, que no entiende como las administraciones han seguido pasando las tasas cuando las cajas de los establecimientos estaban vacías. «Hemos pagado el IRPF, el IVA y el resto de impuestos», critica. Es consciente de que «mucha gente ha caído» porque no fue capaz de hacer frente a las facturas y recuerda a los responsables públicos que cuando la hostelería apaga la luz hay empresas satélite que sufren las consecuencias. «De nuestro sector dependen también los distribuidores, las carnicerías, los hoteles...», avisa.

La Gitana, sin terraza, reabrió ayer. M. P.

En una situación parecida está Álvaro García Rodríguez, al frente de La Gitana, otro de los históricos del Barrio Húmedo que, como los ejemplos anteriores, reabrió ayer. «Supone una alegría grande volver a empezar, pero, de momento, hay mucha incertidumbre», reconoce. Su establecimiento es amplio y confía en que a pesar de la limitación de aforo pueda trabajar en unas condiciones óptimas. «Hay que recuperar la confianza, estamos expectantes», asegura.

Los gimnasios recuperan la actividad. M. P.

La misma opinión ofreció sobre la reapertura la gerente de la asociación provincial de hostelería, Paula Álvarez, quien indicó que los negocios «afrontan con ilusión» esta nueva etapa, aunque cree que la relajación de las medidas, tal y como está concebida, es «insuficiente» para frenar el golpe de un año de pandemia, que ha incidido con especial virulencia sobre el sector servicios. Calcula, al respecto, que uno de cada cinco empresarios de la provincia con negocios vinculados al ocio no sobrevivirá al covid porque tantas restricciones han hecho inviables sus establecimientos. Apunta a todos esos locales que trabajan exclusivamente en barra o que tienen demasiado personal. «Con un tercio de aforo no resulta rentable», lamentó.

Insuficiente

Los hosteleros creen que se debería aumentar la limitación de aforo por encima del 33%

En este sentido, apeló ayer a la responsabilidad individual y recordó que los hosteleros cumplen escrupulosamente con todas las medidas aprobadas por las autoridades sanitarias. Considera que no son un foco de contagios y señaló a las reuniones en espacios privados como una de las principales causas que disparó los positivos a mediados de enero. Reclama, por tanto, que «se pongan las bases para salvar al menos la temporada de verano dado que difícilmente se podrá aprovechar la Semana Santa, que para toda Castilla y León es fundamental», advierte.

La apertura de los centros comerciales animó las compras. M. P.

Algo mejor han soportado estos dos meses las cafeterías, sobre todo las del centro, que, aunque han trabajado a menor ritmo, pudieron cubrir costes, a pesar del frío y la lluvia, que redujeron los ingresos. «Abrir el interior es importante. Daremos comodidad a los clientes y para nosotros supone un soplo de aire fresco porque estábamos asfixiados. Es cierto que un tercio de la capacidad no es gran cosa, pero al menos recuperamos algo de la antigua normalidad», explicó el dueño de Cafetéate, Raúl Martín Gil, quien reconoce que tiene algo de «miedo por si se vuelve a cerrar todo otra vez».

Esa misma sensación transmite Fernando Gutiérrez Osa, gerente del Centro Deportivo El Calabozo. «Llevamos un año horrible, prácticamente sin trabajar», declaró el responsable de este gimnasio, que ayer estuvo pegado al ordenador durante buena parte de la mañana. El goteo de clientes que querían volver a entrenar fue constante.

«La gente tiene muchísimas ganas. Está siendo una locura», subrayó. Todos van con mascarillas, mantienen la distancia de seguridad y usan geles y toallas constantemente. También lo hacían antes de que la Junta prohibiera ejercitarse en estas instalaciones. No entiende los motivos. Y no hay ningún informe que aluda a este sector como propagador del coronavirus.

«Si me dicen que cerrando los gimnasios, los contagios bajan, soy el primero en hacerlo, pero nos deberían echar una mano. Un negocio de estas características genera muchísimos gastos y seguimos sin recibir ayudas. En marzo teníamos quince monitores en total y ahora somos solo cuatro. El resto están en Erte», reveló.

Asume que solo la vacunación sacará al país del atolladero en el que lleva metido desde mediados de marzo, cuando se activó el estado de alarma. «Hay que subir el ritmo y vacunar cuanto antes a todo el mundo», reivindicó.

También mostraron una imagen muy diferente los centros comerciales, hasta donde se acercaron cientos de leoneses para «cambiar algunas prendas» o, simplemente, «para ver algún escaparate porque como jubilado no tengo mucho más qué hacer».

Aún así, muchos restaurantes y hoteles continúan cerrados porque el consumo interno no es suficiente. De hecho la suspensión de la Semana Santa dejará un agujero de unos seis millones de euros en las cuentas del sector turístico.

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