El plan que León pagó a medias

La cornada de la deuda arrastrada por la empresa propietaria pone de nuevo en peligro la actividad en la plaza de toros del Parque. El coso se empezó a promover en el año 1945, cuando el Ayuntamiento de León sacó a subasta los terrenos, con un precio de 51.214 pesetas (307,80 euros), con la condición de que se destinase al uso taurino. El guiño activó la creación de una sociedad con participación de diferentes particulares que logró levantar el inmueble para que se inaugurase el 24 de junio de 1948.

Empujada por la afición de la época, la plaza dio escenario a las principales figuras del escalafón taurino durante décadas. Aunque, a finales de los ochenta, una crisis terminó por dejar sin feria a la ciudad durante cinco años. La propiedad, en manos del empresario Eugenio Monasterio, que se había hecho de manera paulatina con las acciones, porfió con el Ayuntamiento hasta que apareció Gustavo Postigo. La oferta planteada por el empresario segoviano en 1994 salvó el coso y la fiesta taurina en la ciudad. La entrada de la empresa Actividades Taurinas SL armó un proyecto millonario de renovación.

Sobre el papel, el plan marcaba un presupuesto de 450 millones de pesetas (2,7 millones de euros) para la ejecución de la cubierta con la que ampliar el catálogo de servicios más allá de los toros. La cuenta se apuntó al 50% entre la propiedad y el Ayuntamiento de León, que pagó a mayores los 70 millones de pesetas de la urbanización exterior. A posteriori, con los cambios en el acondicionamiento de los tendidos y los aseos, se dispararon los gastos en 100 millones de pesetas, que asumió la empresa, y 90 millones de pesetas más para la climatización, que se vendió también como sufragados a medias. A cambio, el consistorio obtenía la cesión para actos. El rebautizado León Arena culminó su reforma a finales de 2001. Desde entonces, ha acogido corridas, conciertos de música, ferias, y hasta circos. Ahora, la crisis vuelve a citarla con un peligro.