La plantilla de Renfe sale a la calle para tratar de frenar el expolio ferroviario en León

El cierre del centro médico y desplazamiento a Valladolid de los empleados de la compañía no es más que la espoleta para sacar a la luz el descontento laboral en Renfe; latente hasta ahora, pese a la reiterada externalización de trabajo, la privación de servicios punteros como el Avant, o la extensión de tarifas competitivas que igualen a este de León con otros territorios, la deslocalización de las revisiones médicas de los empleados agita el malestar en los trabajadores. Un centenar de ellos se concentraron ayer ante las nuevas oficinas de Renfe para protestar con un listado de exigencias, a rebosar tras el cierre del centro sanitario. «Las razones que da la empresa para su cierre no concuerdan con las explicaciones de las Junta, que cerró el centro por no atender a las exigencias que se imponen en este sector sanitario; y las explicaciones que da la empresa en Madrid no son acordes con las que da en León», resumió Gerardo Benito, presidente del comité de empresa de Renfe en León, ante un momento crítico para el patrimonio laboral y social del sector ferroviario leonés. «Lo último es esto del centro médico; pero se suma la pérdida de empleo en los talleres de remolcado, la falta de trenes en la línea de alta velocidad, la estación, que iba a ser provisional», resumió el representante sindical.

Los recortes de Renfe en León descubren una cadena de escarnios; desplaza a los empleados al reconocimiento en Valladolid en taxi porque no hay trenes en este enlace; 300 euros por trayecto, denuncian los empleados frente a un trámite que hasta ahora se hacía en las instalaciones en León. «Reclamamos que se reabra ese centro; y que nos aclaren la razón por la que decidieron cerrarlo, y desplazarlo a Valladolid», donde suele acabar todo lo que Renfe ha sacado de León en los últimos años.