Diario de León

Elías Rodríguez Ferri | Catedrático de Veterinaria y miembro del Comité de Expertos de CYL

Vídeo | «Si se pudiera vacunar a toda la humanidad en una noche, esta pandemia ya no tendría sentido»

La humanidad se debe preparar para nuevas pandemias y más mortíferas. Así lo advierte el presidente de la Academia de Ciencias Veterinarias de Castilla y León, el catedrático Elías Rodríguez Ferri, quien confía en la ciencia para solucionar el problema. Defensor de las vacunas como la herramienta más limpia y eficaz, apuesta por una sanidad global que tenga en cuenta la relación entre animales, humanos y el medio ambiente

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—¿Cómo analiza usted la situación actual, qué fotografía ve de la pandemia?

—La veo con gran incertidumbre, nos enfrentamos a un virus nuevo, con algún pariente conocido en 2002 y por los veterinarios desde hace un siglo. Así que la sorpresa es relativa. Los científicos ya estaban advirtiendo de que el SARS y el MERS eran señales de la llegada de una enfermedad emergente grave y no pocos avisaron a los responsables políticos. La OMS llegó a calificar como Enfermedad X la que estaba por llegar en un informe de 2018. Además, vivimos la pandemia en directo. Los medios de comunicación nos están anunciando con el desayuno la cantidad diaria de contagios, que van por más de 104 millones, y los quebrantos de todo tipo que genera, no sólo en muertes, sino en secuelas, malestar, económicos... Con todo ese marco es difícil hacer previsiones. Yo lo veo preocupado, a ver las vacunas y su eficacia.

—¿Para los expertos, qué tiene este virus que no tenían otros?

—Vivíamos en un mundo artificial. En el siglo pasado se produjeron tres acontecimientos clave: el descubrimiento de los antibióticos, las vacunas y el saneamiento de las ciudades que incluía la evacuación de los residuos. Surgieron voces entonces diciendo que las enfermedades infecciosas estaban dominadas, pero en los años 60 conocimos lo que eran las enfermedades emergentes con la piroplasmosis equina de EE. UU. En los 80 se hizo la primera publicación de esos males y los riesgos que suponían para la salud humana. Y a partir de ahí vieron que aparecían de repente, podían tener una virulencia explosiva, los sistemas de transmisión cambiaban y los alimentos podían también ser transmisores. Los hombres empezaron a preocuparse por ellos. Constataron, además, que existen factores ambientales, de los propios patógenos implicados en la emergencia y otros típicos de los humanos. De hecho, el hombre ha entrado en territorios que no le correspondían, en nichos estables que llevaban sin alterar mucho tiempo y que al modificarlos crean nuevas vías de transmisión de las enfermedades.

«Las pandemias son una carrera desenfrenada contra el enemigo. Ésta va muy por delante y los medios para pararla por detrás. Se ha desperdiciado la calidad del veterinario, que posee formación en pandemias igual o superior a los profesionales que se están ocupando»

—Los investigadores de la OMS en su viaje a Wuhan confirmaron que el covid es un virus de origen animal, ¿por qué los veterinarios no han ocupado entonces un lugar importante en la lucha contra la pandemia?

—Porque la sociedad no ha valorado a los veterinarios en un contexto como éste. Hay una frase de Pasteur que dice que el médico cura al hombre y el veterinario a la humanidad. Más allá de los animales domésticos, el veterinario se ocupa de las grandes poblaciones, de incluso millones. Gracias a ello se ha reducido el coste en la obtención de las proteínas de calidad. Creo que los veterinarios hubieran hecho un papel importante sobre todo al principio de la pandemia. Es como una carrera desenfrenada con el enemigo. Tienes que llegar antes porque si no... Ocurrió con los diagnósticos, ahora con las vacunas. Los ejemplos en otros países demuestran que se ha cuidado más al veterinario. En Alemania han puesto a un veterinario al frente de esa lucha y en la misión a Wuhan había tres veterinarios, pero en España no.

—¿En las vacunaciones cree que sí se contará con ustedes?

—Hay pocas noticias al respecto, se ha oído que en la Comunidad Valenciana lo van a hacer. Lo que se necesita es una actuación rápida y masiva. Si se pudiera vacunar a toda la humanidad en una noche esta pandemia ya no tendría sentido. Lo que ocurre es que la pandemia va muy por delante y los medios para pararla van por detrás. Esto es una emergencia y aquí se desperdicia nuestra calidad, porque la formación que poseen los veterinarios en pandemias es igual o superior a los profesionales que se están ocupando de ello.

«Yo creo que Castilla y León no lo ha hecho mal. Se han tomado decisiones valientes y en ocasiones podían haber sido más valientes en cuanto a cierres perimetrales, pero no lo fueron para salvar aspectos económicos, que también redundan en la salud»

—¿Cómo se desarrollan las decisiones en el Comité de Expertos de CyL del que forma parte, son vinculantes, la Junta las asume?

—Somos 20 profesionales, yo el único veterinario. Las reuniones se efectúan con un orden del día para responder a inquietudes sociales. Bullen las ideas y las conclusiones se elevan a la Junta. En dos ocasiones nos reunimos con el Consejo de Gobierno y allí también opinamos. Ahora nos han enviado la colección de actas desde marzo (yo me incorporé en abril) y creo que están accesibles en el Portal de Transparencia.

De izquierda a derecha, Juan Francisco Martín, Joaquín S. Torné, Marisa Vázquez, Roberto Núñez y Elías Rodríguez Ferri, en la grabación del Filandón.

 

—¿Algún miembro del Comité de Expertos pidió anonimato como ocurrió a nivel nacional?

– No, nunca. Se han abordado las cuestiones más allá del periodo físico de una reunión cuando un experto suscitaba un debate y los otros íbamos contestando. Hemos tenido fines de semana de trabajo permanente. Creo que ha funcionado bien.

«León tiene capacidad para fabricar las vacunas, ya que posee un polo químico, farmacéutico y científico que es la envidia. Lástima que no se promocione más. Estamos pagando la escasez de presupuesto y la investigación debería ser una cuestión preferente»

—La pandemia se mueve de manera diferente. ¿Cómo está en León y en Castilla y León respecto al movimiento nacional e internacional?

—Los esquemas son muy similares. Yo creo que Castilla y León no lo ha hecho mal. Se han tomado decisiones valientes y en ocasiones podían haber sido más valientes en cuanto a cierres perimetrales, pero no lo fueron tratando de salvar aspectos económicos, que también redundan en la salud. Los factores de economía se abordan desde el punto de vista epidemiológico. Tengo muy asumido que el papel de la sanidad animal tiene esas dos entradas. Es ciencia sanitaria, pero también económica. Imaginemos un poblado remoto de la India donde una familia vive con dos animales y se le mueren. El quebranto sanitario se traduce en quebranto económico.

—¿Algo se está haciendo mal en los controles para que los virus se transmitan en los alimentos?

—Es un problema fascinante desde la óptica del científico. El salto de la barrera de la especie se puede producir por los alimentos, pero no es lo propio. Es difícil pensar que ése fuera el factor principal. El murciélago tiene un parentesco del 60,2% con este virus, por eso se dice que necesita un intermediario para completarlo. Para pasar a otro hospedador como el hombre se necesita una alta prevalencia del virus y que sea capaz de salir al exterior, al ambiente, que es la tercera pata. Así que tenemos a los animales, el hombre y el medio ambiente. De ahí la importancia de proclamar una única sanidad que englobe a los tres. Forman un círculo cerrado.

«La proliferación de virus es la respuesta de la Tierra a la acción del hombre, que entra a lugares que no le corresponde y desestabiliza los ecosistemas. Obras faraónicas como las presas de China o las carreteras de norte a sur despiertan virus que estaban dormidos»

—¿Podemos decir a qué nos enfrentamos desde el punto de vista científico, se aprendió algo de otras pandemias?

—Estamos aún aprendiendo acerca de este virus, a pesar de que los coronavirus se descubrieron en las aves en 1930 y en 1936 fue la primera publicación. Hay siete especies de coronavirus, tres catarrales y cuatro pandémicos. Los detalles finos todavía se nos escapan y no se nos puede olvidar que estamos ante un ser vivo. Soy muy optimista, hemos avanzado mucho y seguiremos avanzando más. La ciencia es la gran esperanza a este problema. Se están comercializando vacunas nuevas de ARN, pero cuando sometes a presión a un agente patógeno, como tiene capacidad de modificarse intenta mutar para hacerse más fuerte, salvarse y escapar. El 61% de las enfermedades humanas son de origen animal y el 71% de las emergentes. No hay ningún recurso perfecto, hay que asumir que se producen fallos, pero en términos generales no tiene sentido negar las evidencias ni oponerse en el caso de las vacunas.

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