Diario de León

SALUBRIDAD PÚBLICA

Las quejas por las palomas caen el 50%, pero crecen las de roedores e insectos

El Ayuntamiento realizó 620 tratamientos contra ratas y cucarachas y recogió 1.114 aves.

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p. infiesta | león
León

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Las palomas, el símbolo universal de la paz, no son tan inocuas como parece. Pueden transmitir hasta 40 enfermedades. Sus plumas y sus excrementos portan hongos, bacterias y parásitos. Así que controlar las poblaciones de estas aves es clave para la salubridad de la ciudad. El Ayuntamiento de León posee un protocolo de actuación para controlar el censo de palomas, después de que las quejas ciudadanas y de los hosteleros se cuadruplicaran en los últimos años, y parece que las actuaciones han surtido ya efecto, porque las reclamaciones se han reducido a la mitad en un año. De las 98 quejas de 2017 a las 48 de 2018.

La Concejalía de Comercio, Consumo y Salubridad Pública, dirigida por Pedro Llamas, ha establecido en casi 3.000 el listón que esta población alada no debe superar. Por encima de esa cifra se procede a la captura de ejemplares de manera regular y sistemática. El año pasado se recogieron 1.114 palomas de edificios y viviendas, en su mayoría, abandonados. «Hay muchos puntos en el casco antiguo que están colonizados. De los inmuebles antiguos a los que entran las palomas, antes siempre se ocupaba algún familiar, pero ahora lo dejan en manos del Ayuntamiento», explican los técnicos de Salubridad.

Los apresamientos se realizan con jaulas específicas con señuelos de agua y comida para engañar a las aves a que entren. Una vez capturadas, se trasladan al mercado nacional de ganados, donde «se hace cargo de su recogida, de manera gratuita, una empresa, que es gestor autorizado por la Junta», describe el concejal Pedro Llamas, quien matiza que esta sociedad «las utiliza para repoblación de palomares y cría de pichones».

La presencia de estas aves se ha eliminado prácticamente en espacios antes emblemáticos, como la plaza de San Marcelo, conocida como la plaza de las palomas, donde recibían a los transeúntes sobrevolando su cabeza en bandadas. No obstante, proliferaron en zonas «de alta carga de hostelería y, por tanto, de disponibilidad de alimento», como el Húmedo, el Romántico o Burgo Nuevo, que se han intentado controlar.

Frente a los buenos resultados que parecen haberse logrado en la vigilancia de la plaga urbana de palomas, el control de roedores y cucarachas ha resultado más complicado por las atípicas condiciones meteorológicas de los últimos dos años, que han favorecido la presencia de estos animales. Y ello, a pesar de que los puntos estratégicos de colocación de cebos en la red de saneamiento, edificios e instalaciones municipales se han aumentado. En los colectores, Aguas de León ha incrementado las 96 zonas de control histórico a 205, con 485 tratamientos el año pasado. Sin embargo, las quejas se incrementaron un 11%. Para cucarachas, se efectuaron 134 tratamientos y se vigilan 84 calles, 40 más que el año anterior. Los leoneses denunciaron la presencia de estos insectos, no obstante, un 26% más.

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