Diario de León

Una realidad a la que le falta el engranaje

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El estallido y recomposición de la burbuja inmobiliaria ha puesto de manifiesto desajustes que buscan su encaje en el nuevo escenario del mercado de vivienda. Y realidades (o parálisis) administrativas que, precisamente desde el escenario público en este momento, exigen una revisión urgente. La recuperación económica, y del mercado inmobiliario, no oculta las necesidades habitacionales de una capa de población quizá más extensa que antes, pero cuyas demandas inexplicablemente no han sido atendidas hasta el momento. Y es en la vivienda donde gravitan las mayores urgencias vitales de este sector lamentablemente creciente de la población.

Las viviendas de protección oficial, las que reciben algún tipo de ayuda pública para su promoción (diferentes de las viviendas públicas, que construyen las administraciones locales para atender a las urgencia locales, y también en impasse), han estado tradicionalmente destinadas a las personas y familias en situación de vulnerabilidad económica. A cambio se les plantean precios limitados y condiciones a la venta.

La realidad es que frente a las crecientes necesidades de las personas y familias en cuestiones habitacionales durante la crisis, y ahora también durante la recuperación, los parámetros de acceso de los más vulnerables a la vivienda protegida no han cambiado. Hasta el absurdo que de durante años, y aún hoy, como demuestra el último informe gubernamental, comprar en León una vivienda subvencionada es más caro que optar a la libertad del mercado inmobiliario. Mejor precio y ninguna condición. No hay competencia que resista.

Los analistas señalan que el estallido de la burbuja inmobiliaria llevó «a la parálisis» a la construcción de este tipo de viviendas, a pesar de que se incrementaba continuamente la demanda de estas soluciones. Y lo sigue haciendo actualmente. Y seguirá incrementándose en el futuro, porque a pesar de la falta de respuesta pública en este asunto cada vez más personas se suman al grupo de la población que tiene mayores dificultades para acceder a una vivienda.

En todo caso es evidente el desacople en la realidad de las viviendas protegidas. En teoría, con un precio más asequible a los sectores de población más vulnerables y con condiciones reguladas para evitar la especulación. En la práctica, y por lo tanto igualmente inaccesibles, más caras que las propuestas del mercado libre de segunda mano. Una falta de adaptación que debe ser revisada desde distintas perspectivas. En el nuevo escenario de acceso a la vivienda, desde luego desde el punto de vista del alquiler. Un nicho que se abre también para los promotores, si deciden retomar la construcción de viviendas protegidas (subvencionadas públicamente).

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