Diario de León

La intrahistoria de una semana de huida

El recluso que se fugó de Villahierro por amor a su padre y a su segunda novia

Razones sentimentales alumbraron las dos fugas del preso, que espera otra pena añadida a la de 15 años y 72 meses que acababa el 4 de septiembre de 2024

León

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Quienes conocen al preso fugado se sorprenden de su decisión de abandonar la disciplina de Villahierro el último martes de octubre. «Pero ya lo había hecho una vez hace diez años...», sugiere el periodista. «Entonces era diferente. Ahora es un tío tranquilo. No sé qué le ha podido pasar», relata el interlocutor. Lo hizo aquella vez para visitar a su padre, en las puertas de la muerte. Quiso despedirse de él antes de que falleciera.

El trasfondo real

Cuestión de amores, esta vez. Manuel había conocido a Elena, una reclusa rumana en el transcurso de una de las actividades organizadas en el módulo 7. Él pertenecía al módulo 12, el asignado a presos de cierto riesgo. Pero se inscribió en una secuencia de clases para el trabajo con el vidrio. Ella no era muy alta, de físico era más bien normal, no tenía una anatomía demasiado femenina y tampoco llamaba la atención por tener una cara demasiado agraciada. Pero se enamoraron. De hecho habían iniciado la tramitación de los documentos necesarios para habilitar su relación de pareja intramuros y poder tener acceso a vis a vis íntimos.

Compañera sentimental 

c Elena tenía derecho a un permiso penitenciario de duración relativamente larga. Cumplía condena también en Villahierro por asuntos relacionados con delitos contra la propiedad pero ya había accedido al tercer grado y disponía de más movilidad que él. La Guardia Civil entiende que de alguna manera influyó presuntamente al compañero de fuga para que repitiera la misma andanza que una década antes. El martes anterior se había producido otra actividad similar y no había habido ningún problema. Manuel volvió a prisión con toda normalidad, entonces.

Ampliación de pena

La vida en reclusión va a seguir más tiempo del que estaba previsto para él. Habría completado la totalidad de su condena el 4 de septiembre de 2024, tras una pena de quince años y 72 meses de prisión por la que rendía cuentas de cuatro condenas correspondientes a diferentes delitos de robo. Había podido acceder al segundo grado en junio de 2019, después de cumplir las tres cuartas partes de la pena total. Ahora las cosas van a cambiar. De momento permanece recluido en el Centro Penitenciario de Asturias, ubicado en Villabona.

Detalles

Regalos del taller de vidrio para cortejar a su amada. Estuvo vinculado sentimentalmente a un transexual, pero la relación no acabó bien y terminaron separándose. Había vuelto a ilusionarse. De las actividades de trabajo de vidrio,había elaborado varios objetos que regaló con todo el cariño a su nueva compañera. «Estaba contento», aseguran sus conocidos. Tanto que se le habían asignado tareas de reparto de comida y medicamentos a sus compañeros, misión que solamente se reserva a personas que reúnen unas características muy concretas.

Al margen de la ley

Nunca había tenido carné de conducir, pese a lo cual siempre había utilizado vehículos en libertad. Fue con un coche robado como emprendió la huida hacia Asturias. Sabía que en el fondo no tenía demasiadas opciones y de hecho incluso la investigación barajó la posibilidad de «darle carrete». Es la expresión que se usa cuando se emplea la técnica de dar la sensación de relajar el control para que el individuo al que se busca pierda la tensión y cometa errores que permitan detenerlo. No se hizo por el eco que alcanzó el asunto en los medios de comunicación. No podían dejar pasar demasiado tiempo sin conseguir resultados.

Modus operandi

La huida del cementerio de Mansilla de las Mulas, donde se realizaba la actividad terapéutica, se produjo a pie. Tras encontrarse con Elena, se encaminaron hacia Puente Villarente, donde se produjo un primer intento para hacerse con un coche. La pericia del conductor evitó que le sustrajeran el vehículo y consiguió huir sin perder el automóvil. No tuvo tanta suerte un jubilado de La Candamia, al que golpearon antes de quitarle las llaves de su utilitario, con el que emprendieron la fuga por el puerto de Pajares, para evitar la vigilancia de las cámaras en la AP-66 y ganar tiempo.

Hoja de ruta

El primer destino fue Cabranes, cerca de donde vive la familia de Manuel. A la caída de la tarde se acercaron ambos al bar del pueblo, pero estaba cerrado. Varios vecinos dieron pistas a los investigadores. Guardia Civil y Policía Nacional estaban al tanto en León también. La opción de que se desplazaran hacia la zona estaba dentro de los planes de los instructores, que lo barajaron como primera opción.

Cambio de planes

Ella se hizo la drogada para despistar a la Guardia Civil y ganar tiempo. La pareja abandonó la zona dirección a Villaviciosa y fueron localizados por los agentes caminando por la orilla de una vía pública en Amandi, una parroquia del municipio de Villaviciosa, muy cercana a la villa. Fue detenida ella, pero él escapó a tiempo. Aprovechó que ella se hizo pasar por drogada para despistar la atención de los agentes y en ese intervalo, él ganó tiempo. Ambos habían estado pernoctando en una vivienda tipo segunda residencia ubicada en Cabranes, donde se hicieron con ropa y dinero. Tras darse de nuevo a la fuga, esta vez solo, Manuel se refugió en una vivienda de Rodiles, donde de nuevo se aseó y se hizo con ropa y efectos de supervivencia.

Se estrechó el cerco

Las labores de investigación de la Guardia Civil permitieron conocer el último movimiento que hizo en un taxi desde Rodiles hasta Cabranes. Ocultó su cara tras una capucha para evitar ser detenido, pero el taxista lo reconoció y dio aviso a la Benemérita. Una vez centrado el objetivo en este municipio, y tras llevarse a cabo una minuciosa búsqueda a pie por edificaciones o cobijos donde pudiera haberse refugiado de la intensa lluvia que se registraba en aquellos momentos, a las 17.15 horas de la tarde del martes 2 de noviembre, divisaron a una persona resguardándose bajo en vial de la carretera autonómica AS-255, en las inmediaciones de la ‘Senda Fluvial de Ríu Viacaba’. Identificaron a Manuel como la persona que estaban buscando y procedieron a su detención. Llevaba un cuchillo de cocina escondido en el interior de sus pantalones. Los tatuajes en letras chinas que cubren parte de su anatomía se guardan ahora tras los barrotes de Villabona.

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