Una reivindicación que emergió ya en 2008
Fue en 2008, poco después del triunfo electoral en las municipales de 2007 del socialista Francisco Fernández que luego gobernó en coalición con la UPL que entonces lideraba Javier Chamorro. Ese año, a instancias del nuevo gobierno municipal que sucedía a Mario Amilivia, se impulsó desde el Ayuntamiento y el Colegio de Médicos la puesta en marcha de una plataforma para reivindicar la implantación en León de una Facultad de Medicina.
La llama prendió. Poco a poco se fueron sumando colectivos sociales y otras instituciones como la Diputación Provincial y la Universidad de León. Incluso Emilio Gutiérrez, alcalde de la ciudad entre 2011 y 2015, lo incorporó a su programa a pesar de la frialdad —incluso el rechazo— con que la Junta de Castilla y León acogió siempre esta propuesta. El hecho de que Burgos también reclame desde hace años una Facultad de Medicina que se una a las dos que funcionan ya en la Comunidad en Salamanca y Valladolid, ha incidido en que la Administración autonómica se haya alejado de todo pronunciamiento para evitar posibles agravios.
Consciente del respaldo social que tenía su propuesta, la plataforma impulsora de su llegada a León emprendió una recogida de firmas que culminó a comienzos de 2010 con el apoyo de 12.000 rúbricas. De alguna manera, podría decirse que ese momento supuso el canto del cisne de la iniciativa. Nunca ha desaparecido; siempre ha estado ahí, pero lo cierto es que no volvió a hacerlo con la pujanza de aquellos años.
El actual rector de la Universidad, Juan Francisco García Marín, no oculta que el desembarco de los estudios de Medicina supondrían un impulso notable al campus de Vegazana. Por eso los apoya claramente, aunque también es consciente de que su elevado coste —no menos de 80 millones de euros— es un escollo muy difícil de soslayar. Pero también hay argumentos económicos a favor: un estudio hecho en Burgos cifra en casi 50 millones de euros su repercusión.