Diario de León

Arranca el tercer curso de la pandemia

El ritual contra el covid marca la vuelta al cole

Más de 30.000 alumnos regresan a clase después de tres meses de vacaciones con las mismas medidas de seguridad que había en junio

Dos estudiantes del Peñacorada, antes de acudir a clase. DL

Dos estudiantes del Peñacorada, antes de acudir a clase. DL

León

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El verano terminó para los alumnos de infantil y primaria de León. Ayer tocó madrugar. El despertador sonó temprano para más de 30.000 niños y niñas de la provincia que regresaron a clase después de tres meses de vacaciones. A algunos les costó dormir. La vuelta al cole es un día especial, a pesar de que siga marcada por la pandemia, como recuerda el ritual de lavado de manos antes de entrar en el aula, las mascarillas, obligatorias a partir de los seis años, las ventanas abiertas para que el aire circule y los grupos estables de convivencia en los primeros cursos, donde es prácticamente imposible que se mantenga esa distancia de metro y medio que sí delimita los espacios entre compañeros desde los seis años.

Nada ha cambiado en ese sentido. Los protocolos, que tan bien funcionaron el curso anterior, son los mismos. Otra cosa es cómo lo perciben los padres. Ya no hay esa incertidumbre que hubo el año pasado, cuando se regresaba a clase tras varios meses metidos en casa por la irrupción de la pandemia. «Ojalá vaya todo tan bien. En la clase de mi hija no hubo ningún contagio», comentaba, relajado, uno de los padres a las puertas del Colegio Leonés mientras esperaba a que el reloj marcara las nueve y veinte, la hora fijada por los responsables del centro para que entraran los de segundo año. El acceso estaba escalonado para evitar aglomeraciones. Un goteo constante de chavales que hacían fila mientras buscaban a sus amigos con la mirada, inquietos.

Abrazos, nervios, caras de sueño y muchos recuerdos de esos días en la playa, el pueblo o la montaña. También se hacían fotos, «para que te vean los abuelos», con los uniformes impolutos y los babis sin una mancha. «Tenía mucha ganas de venir. Hoy se ha despertado tres veces por la noche», apuntaba la madre de Paula, estudiante del colegio público Luis Vives. Su hija revoloteaba a pocos metros junto a varias amigas, agarradas de las manos. Dos horas después saldrían por la puerta. Una primera toma de contacto para los 30.050 alumnos de infantil y primaria que ayer devolvieron el pulso a la ciudad en el inicio del tercer curso de la pandemia, que se afronta de forma más tranquila, y con menos incertidumbre, tras ver como el covid apenas tuvo incidencia en los espacios educativos. El miércoles de la próxima semana llegará el turno para los de secundaria.

Entorno protegido
​Lavado de manos, ventilación, mascarillas y distancia social, los cuatro pilares del protocolo

En total, la provincia cuenta este año con 58.373 matrículas en las enseñanzas de régimen general, 516 más que un año antes, según la estimación hecha por la consejería. Y 4.911 profesores, incluidos los de refuerzo que se contrataron para hacer frente a los desdobles derivados de la emergencia sanitaria. Prácticamente todos están vacunados. Y en todos los centros hay equipos covid, itinerarios de entrada y de salida y fuertes medidas de seguridad para garantizar la protección de esa legión de infantes que con la mochila a cuestas sonríe en tiempos difíciles para que todo parezca lo más normal posible.

La mascarilla es obligatoria desde los seis años. FERNANDO OTERO

Dos estudiantes del Peñacorada, antes de acudir a clase. DL

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