Diario de León

EL JUICIO DE LARRALDE

«Roberto era mi amigo, nunca se me hubiese pasado por la cabeza matarlo»

José Ramón Vega, acusado de dar muerte a Larralde, rechaza su vinculación con los hechos

Juan José del Río, el fiscal y los letrados de la acusación particular Marcos García Montes y García Ortega. DL

Juan José del Río, el fiscal y los letrados de la acusación particular Marcos García Montes y García Ortega. DL

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José Ramón Vega, el acusado de la presunta autoría del disparo que acabó con la vida de Roberto Larralde, negó ayer que hubiese cometido los hechos que se le imputan y por los que se enfrenta a una pena de 20 años de cárcel: «Roberto era mi amigo y nunca se me hubiese pasado por la cabeza hacerle eso».

«Si lo hubiera matado yo, no hubiera usado mi propia excavadora para enterrarlo, habría tirado el cadáver al pantano y punto. Y si lo llego a enterrar yo, no lo habrían encontrado. Yo sé hacer un agujero de cinco metros de profundidad en pocos minutos, podemos hacer la prueba cuando quieran», manifestó en la segunda sesión del juicio por el crimen cometido en septiembre de 2014.

Las manifestaciones de Vega contrastan con la tesis del fiscal, que lo considera autor material de la muerte: «Apesta el hecho de que desde que usted llamó a Roberto para citarlo poco antes de su muerte no vuelva a llamarlo. ¿Si iban a dar un palo de chocolate, no tuvo la curiosidad de saber qué tal le había ido?».

CIUDADANOS DEL ESTE

La versión del investigado es bien distinta: «Volví con la excavadora porque me la pidieron los ciudadanos del Este con los que se había quedado Roberto la noche anterior cuando me fui. Dijeron que la querían para desenterrar el chocolate y que yo no fuera. Me quedé dando vueltas con el BMW hasta que acabaron y luego me la devolvieron». El sospechoso negó también haber comprado a Antonio Gabarri la pistola con la que se cometió el crimen. «Lo ha declarado porque ha recibido presiones. No sé si Julio o los que estaban con Roberto me habrán engañado. Lo que sí sé es que cuando me enteré de que había muerto, no sabía dónde meterme. Nunca he tenido problemas con esta familia».

Vega solamente contestó a las preguntas de su letrado. Hubo una disputa dialéctica en este punto, puesto que el fiscal expuso (a pesar de ello) las preguntas que tenía previsto hacerle. «No puede pretender con su silencio borrar la fase anterior a este proceso» argumentó. «Ni usted hacer las preguntas y dar la respuesta que le conviene para condicionar al jurado», replicó Rodríguez Santocildes, letrado defensor.

No pudo explicar Vega, no obstante, por qué la ropa que llevaba la noche del crimen nunca apareció y por qué estaba cambiado a la mañana siguiente.

«Julio (el empresario considerado inductor del crimen) «me encargó que quedara con Roberto para dar un palo de chocolate» explicó, a pesar de que el maderero lo negó por la tarde en su interrogatorio. «Carlos Helí me pidió mi teléfono la noche en la que quedé con Roberto, pero no sé para qué lo quería».

LO CONOCÍAN

Insistió en la veracidad del encuentro con los ciudadanos del Este que se quedaron con Larralde la última vez que Vega lo vio con vida: «Debían conocerle porque le saludaron y él sonrió. Roberto me mandó irme y me dijo que mi parte se me iba a dar igual aunque no participara».

Los miembros del jurado popular que se encargará del veredicto al término del juicio, demostraron que mantienen la atención constante pese a la extensión prolongada de las sesiones y en varias fases de los interrogatorios realizaron a través del magistrado presidente varias preguntas especialmente sagaces a los tres investigados que ayer prestaron su testimonio. Resultó revelador.

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