Diario de León

De romería en La Virgen del Camino

A San Froilán por narices, avellanas y morcilla

El buen tiempo y la promoción municipal de la fiesta en el exterior lograron incrementar la asistencia a la romería, a la que acudieron 60.000 personas, 230 pendones y medio centenar de carros engalanados

Es costumbre tirar de la nariz de bronce a San Froilan. FERNANDO OTERO

Es costumbre tirar de la nariz de bronce a San Froilan. FERNANDO OTERO

León

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Más público y más ordenado. La fiesta de San Froilán en La Virgen del Camino, documentada desde el siglo XVI, logró atraer ayer a 60.000 romeros, 230 pendones y pendonetas y medio centenar de carros engalanados que convivieron durante toda la jornada con armonía y sin sobresaltos. La romería se desarrolló al son de panderetas y tambores bajo un sol de justicia.

Las calles de la localidad, cuajadas de tenderetes de ropa, frutos secos, artesanía y bisutería, se impregnaron de olores a pulpo cocido y especias, chorizo y morcilla, que se vendieron por raciones de forma ininterrumpida.

La palma de los puestos se la llevaron los de avellanas, rebautizadas como perdones, porque en la memoria colectiva figura que los mozos compraban un puñado de ellas para llevárselas a sus enamoradas con el alba y que así disculparan las horas a las que llegaban de la romería.

Por tradición también se formaron colas delante de la figura en bronce de San Froilán, cincelada en la puerta lateral de la Basílica por el genio catalán Josep Subirachs hace 60 años. Su apéndice, ya un poco desgastado, recibió los tirones que se han convertido en costumbre para gozar del favor del singular eremita y ver cumplidos los deseos que se le soliciten.

Dentro del templo, los romeros más fieles también esperaron turno para besar el manto de la Virgen del Camino, madre protectora que mandó lluvias en tiempos de sequía, consuelo en las batallas y frutos a las cosechas. Dicen que sigue obrando milagros y fue el centro de numerosos homenajes florales.

Los carros tirados por vacas, bueyes, caballos, burros y ponis ascendieron junto a los pendones desde el polígono de Trobajo hasta La Virgen pisando el asfalto de la N-120. Una peregrinación de tres kilómetros que culminó ante el templo. Según el historiador Antonio Barreñada, el primer concurso de carros engalanados del que se tiene constancia data de los años veinte, cuando los vehículos a motor empezaron a proliferar y los carros pasaron de ser un elemento imprescindible para desplazarse a objetos tradicionales. Barreñada aprecia que el respeto por el patrimonio leonés y las costumbres va ganando fuerza y se demostró ayer «al haber calado el mensaje de que la mejor forma de dignificar la fiesta de San Froilán es acudiendo y comportándose con decoro. En La Virgen, la masificación no significó jolgorio sin control, sino lo contrario, mesura», señaló

A mediodía se celebró la misa de campaña en la explanada de la Basílica. Una eucaristía presidida por el obispo de León, Julián López. Una hora más tarde hubo bailes regionales y exhibición de pendones, con sus telas multicolores en las que predominó el rojo, el verde y el amarillo elevadas al cielo. El alcalde de Valverde de La Virgen, David Fernández, valoró que el buen tiempo y la promoción de la fiesta «lograron que se acercaran 60.000 personas sobre todo de León, Asturias, Galicia y Palencia».

 

Para la Corporación «es todo un orgullo ser la sede de una de las tradiciones más pintorescas de la autonomía», ya que la romería de San Froilán ha sido declarada de interés turístico regional y provincial. Tanto adora León a Froilán, que ha desplazado como apóstol oficial a Marcelo, el santo centurión romano protector de la ciudad.  

El regidor también destacó que este año se había logrado organizar la llegada de vehículos a la localidad sin grandes embotellamientos, gracias a un dispositivo de 150 personas de la Guardia Civil, Tráfico, Policía Local de Valverde, Protección Civil del municipio y de Valencia de Don Juan.  

El día para cumplir el ritual más leonés de todos y dejarse perdonar indulgentemente con las delicias que se cocinan a fuego lento, resultó una jornada de exaltación de las tradiciones, de orgullo de la tierra, mercadillo, convivencia y diversión. Con la celebración de San Froilán se cierra en La Virgen todo un calendario de fiestas veraniegas que incluyeron jornadas gastronómicas, deportes, actos culturales y espectáculos infantiles.

El santoral señala que San Froilán nació en los arrabales de Lugo en el año 833 y que a los 18 años dejó la casa de sus padres para emprender una vida de ermitaño, inicialmente en el Bierzo y después en las montañas del Curueño. Impulsó el desarrollo de la vida monástica con iniciativas como Tábara y Moreruela. En el año 900, vacante la sede episcopal, el pueblo de León pidió al rey Alfonso III que le concediera ser obispo. Falleció cinco años después, el 5 de octubre.

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