Los sindicatos proponen prohibir las salidas de los reclusos de Villahierro
El temor a un nuevo brote masivo recomienda extremar medidas para evitar otro episodio
La penitenciaría leonesa ya tuvo que ser desinfectada en la primera ola. DL
Los sindicatos de prisiones solicitan a la dirección del Centro Penitenciario Provincial de Villahierro que se suspendan las comunicaciones de los reclusos, a la vista del repunte de contagios que se está produciendo.
La Asociación Profesional de Funcionarios de Prisiones (APFP) considera que el panorama llega «incluso a estar casi como hace casi un año en marzo de 2020, aun tomando más precauciones como el uso de la mascarilla ya instaurada y una vacuna que llegará y se administrará con dificultad, seguimos corriendo el riesgo de contagiarnos».
«No se está haciendo PCR a los internos que vuelven de permiso», denuncia APFP, «simplemente se tienen en cuarentena, pero no el mismo día que entran a todos, con lo que se da el caso de que a la semana de estar aquí resultan positivos y ya han estado en contacto con otros internos y por supuesto con funcionarios».
Villahierro registró ya un primer brote, que afectó a más de cien internos y a unos 30 funcionarios. «Ya entonces no se tomaron medidas, no había guantes, tampoco mascarillas ni medios suficientes para todos los trabajadores. Pedimos que en estos momentos de pandemia, se tomen medidas drásticas y tajantes para evitar la propagación de la enfermedad y así poder evitar un nuevo contagio masivo. Es por lo que solicitamos que se cierren las comunicaciones al centro penitenciario y se implementen las medidas oportunas», aseguran een un comunicado.
Poro su parte la Asociación de los Cuerpos de la Administración de Instituciones Penitenciarias (Acaip) pidió esta semana al subdelegado del Gobierno, Faustino Sánchez, que inste a la Consejería de Sanidad para que se planifique «de forma inmediata» el proceso de vacunación de los trabajadores e internos de Villahierro.
El sindicato lamentó que el personal penitenciario de León, «que trabaja directamente con la población reclusa y en contacto estrecho», no haya sido tenido en cuenta para la administración de la primera dosis, «al no ser definidos como personal de primera línea y considerar que su grado de exposición y transmisión es menor en las cárceles españolas».
Frente a ello, recordaron que la prisión es «un lugar cerrado donde la transmisión del virus puede ser mucho mayor y en el que se encuentra «población reclusa, muchos de ellos con estado de salud complicado, y trabajadores de una edad muy avanzada, con una media cercana a los 55 años».