Tierra de Sabor sólo logra captar en sus 12 años de vida a una de cada cinco empresas leonesas

Dos etiquetas y un mismo fin bajo distinto prisma: promocionar los productos agroalimentarios de calidad y blindar su origen. El horizonte de Tierra de Sabor abarca con este objetivo a toda la Comunidad, mientras que Productos de León marca su feudo en la provincia. La campaña y el distintivo creados por la Diputación en 1994 se han convertido en irrenunciables para gran parte de los productores de la despensa autóctona en su afán de proteger su singularidad e identidad ligada a un territorio, pese a la fortaleza económica y difusora de la vitola del corazón amarillo. Doce años después de su lanzamiento, el marchamo de la Junta ha sumado en León a una de cada cinco empresas del sector, integrado por algo más de 500 industrias en la actualidad. Alrededor del 75% —incluidas también la mayoría de las empresas de la provincia con la etiqueta de la institución autonómica— aglutinan el distintivo Productos de León.

Ambos sellos de origen conviven de espaldas, sin acuerdos concretos de colaboración ni coordinación alguna. Acuden a ferias diferentes y su ámbito de acción tampoco confluye. Las empresas de León autorizadas a portar la etiqueta Tierra de Sabor suponen el 11% de los más de 900 operadores que suma en estos momentos el sello. Cuentan con el 13% de los cerca de 6.000 productos que llegan al mercado con esta vitola.

La Junta prefiere no comentar la resistencia de parte del sector agroalimentario leonés a sumarse a su etiqueta ni valorar la presencia de su sello y el de la Diputación a la vez en muchos productos, a preguntas de este periódico el viceconsejero de Desarrollo Rural y director general del Itacyl, Jorge Llorente, se limita a comentar: «Tierra de Sabor es el sello agroalimentario de productos de calidad con más operadores y productos de Europa, lo que permite a las empresas asociadas posicionarse en los mercados y promocionarse a nivel nacional e internacional de forma eficiente para llegar a un gran número de consumidores y prescriptores».

Pese a la insistencia de la Junta para que más empresas leonesas se suban al carro de Tierra de Sabor, únicamente 15 se unieron desde 2012, momento en que la etiquetaba sumaba 85. «Las reticencias no son tanto una cuestión de identidad, en el caso de los productores del Bierzo por ejemplo, sino porque consideran que la etiqueta de la Junta no aporta valor añadido a su producto», recalca el director técnico de los sellos de las frutas de calidad de esta comarca: DO Manzana Reineta y las MG Castaña, Pera Conferencia y Cereza, todas ellas con el apellido Bierzo. Pablo Linares incide también en que la etiqueta autonómica es «demasiado abierta y general y piensan que en realidad qué le dice al consumidor esta marca sobre la singularidad de su producto, ya remarcada por su propio sello de calidad». Sin embargo —apunta— el enfoque de campaña promocional que acompaña desde su nacimiento a Productos de León «funciona mejor, son muchos años de recorrido en la difusión de lo nuestro y los productores no tienen por qué utilizar su sello en las promociones».

Con otra perspectiva, el presidente del Consejo Regulador de la DO León, Rafael Blanco, apuesta por la complementariedad de ambas etiquetas, Tierra de Sabor y Productos de León. «No son excluyentes, sino más bien valores complementarios, y tampoco creo que las dos en un mismo producto generen confusión ni rechazo en el consumidor». A la hora de explicar la fortaleza de la vitola Productos de León, señala que su mayor protagonismo en el sector agroalimentario leonés se debe fundamentalmente a sus valores de identidad provincial «al margen de cuestiones políticas, además del fuerte arraigo histórico y solvencia» de una etiqueta que suma casi treinta años. El hecho además de que Productos de León sea una campaña bajo el amparo de la Diputación —destaca Blanco— también apuntala la confianza de los productores. «Se trata de la administración más querida por los leoneses y la institución que genera mayor confianza».

De todas formas, considera que Tierra de Sabor no ha llegado a más productores de la provincia «porque no se han explicado con suficiente claridad, o no se han entendido, las ventajas de la adhesión». El 35% de la producción amparada por la DO León (con 40 bodegas) cuenta con el corazón amarillo en su etiquetado.

En un mundo globalizado no se pueden poner puertas al campo a la hora de aspirar a traspasar la provincia de León con las ventas, filosofía que defiende a capa y espada el presidente de la Asociación de Productores Agroalimentarios de León (aglutina a una veintena de industriales de distintos alimentos) y firme defensor de la etiqueta Tierra de Sabor. Jacinto Peñín enfatiza que «las puertas deben estar abiertas a la hora de la comercialización y no nos podemos poner fronteras». Piensa que la marca acuñada por la Junta «tampoco resta y abre muchas puertas». Propietario de Chocolates Peñín —empresa con los dos logotipos en sus productos— reivindica como esencial generar empleo y movimiento económico y «vayas con el paraguas que vayas, eso es lo que hay que hacer; dejar de llorar y arrimar el hombro para atender a la demanda que hay también fuera de la provincia». En citas cruciales para el sector, como Alimentaria, el Salón Gourmets o Fruit Attraction, los productores agroalimentarios leoneses difunden su oferta bajo la carpa que Tierra de Sabor instala en estas citas. «Somos la envidia de todas las comunidades, siempre nos dicen que estamos en el mejor espacio, el más grande y mejor preparado», apostilla el maestro pastelero y chocolatero.