Diario de León

El turismo rural y el comercio, en vilo por la inestabilidad provocada por la pandemia

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«Está siendo una temporada muy variable, todo se hace a última hora, tanto las anulaciones como las reservas», precisa el presidente de Aletur, que aglutina las casas rurales de la provincia, Pedro Cundaya. Una situación que también está condicionada por la pandemia y los cierres en el sector de la hostelería, por lo que cada vez más, el turista «busca complementos de turismo activo, quieren ocio más que nunca» y añade que las casas más demandadas son aquellas que tienen piscina propia. Actualmente las reservas están al 50% respecto a otros julio previos a la pandemia, aunque Cundaya confía en el final de mes y en agosto, con los grandes grupos de amigos y las familias, como principales huéspedes.

Desde la asociación de agencias de viajes, Jerónimo Fernández, señala que la noticia de que la Junta haya prohibido el consumo en barra «al turista le genera una sensación de peligro» y añade que de nuevo existe «miedo a viajar». Las reservas se han «ralentizado» y mucha gente «apura» hasta el último momento para hacer una reserva en función de la evolución de las restricciones, del cierre del ocio nocturno o incluso los perimetrales. «Para salir adelante León tiene que venderse al turista indeciso como un lugar seguro y los hoteles tienen que ser flexibles ante cancelaciones y cambios de fecha, además de la seguridad sanitaria», añade, para puntualizar que el turista nacional que espera viajar fuera está acortando distancias y que, incluso muchos, decidirán escoger destinos nacionales por el temor que provocan los contagios.

El turismo también tiene su incidencia en la evolución de las ventas del comercio leonés. «Si siguen cerrando y poniendo limitaciones vamos a sufrir más, justo ahora que parecía que la gente empezaba a coger confianza», dice el presidente del Consejo de Comercio de la Federación de Empresarios Leoneses (Fele), Alfredo Martínez, quien añade : «Sería fatal volver a las restricciones».

«Hasta ahora no hemos tenido tampoco buen tiempo y se nota mucho en las tiendas lo que movía el turista, porque en verano un alto porcentaje de las ventas está ligado al turismo». A todo ello suma la falta de fiestas y eventos, que los años previos a la pandemia también animaban al consumo, porque «si no hay vida social, la gente no se viste».

Consecuencia de ello también es la evolución de la campaña de rebajas de este año. «Está siendo muy irregular, hay días buenos y otros muy malos, días en los que parece que la ciudad se mueve mucho y en otros que está completamente paralizada». Esta volatilidad se refleja también en las ventas, que están pendientes de que puedan seguir celebrándose las bodas que llevan un año y medio aplazadas.

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