Diario de León

Escombros en el cosmos

La ULE abre para Europa una senda entre la basura espacial para satélites y astronautas

El equipo liderado por el profesor Jesús Gonzalo analiza la rotación de los objetos para predecir su movimiento

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La carrera espacial va ahora más allá y la Universidad de León jugará un papel importante junto con la Agencia Espacial Europea e Indra. Los millones de escombros que orbitan alrededor de la tierra se han convertido ya en un obstáculo a salvar para seguir avanzando en esta carrera, sobre todo, a la hora de atravesarla.

«Nosotros queremos seguir usando satélites y enviando astronautas al espacio, pero cada vez hay más peligro de colisiones y cuando una más sucede, aumenta el riesgo porque se generan más escombros. Llegará a haber una nube de basura que impedirá ir al espacio», explica el profesor de la Universidad de León Jesús Gonzalo de Grado, quien liderará el proyecto desde la institución académica, después de que el Área de Ingeniería Aeroespacial de la Universidad de León se alzara con el contrato convocado por la Agencia Espacial Europea con el objetivo de conseguir «un espacio más seguro para los astronautas y satélites».

Barrera a salvar

Los estudios actuales tan sólo se centran en el movimiento de traslación para prevenir las colisiones

Todos los restos que orbitan alrededor de la tierra procedentes de satélites que ya no son útiles, de elementos que se desprenden de los que actualmente orbitan o de las diferentes misiones espaciales y forman ya una masa integrada por millones de pequeños o grandes elementos que crean una barrera para las nuevas misiones.

El trabajo dirigido por Gonzalo de Grado, junto con otros tres ingenieros de la Universidad de León, y otros cuatro miembros de Indra, ayudará a la Agencia Espacial Europea a conocer el movimiento y a predecir qué camino tomarán estos escombros a fin de que los nuevos satélites o los astronautas que viajen al espacio lo hagan de forma segura y puedan salvar este obstáculo de residuos.

Refinar algoritmos

Las agencias espaciales, incluida la europea, se dedican a estudiar estos escombros para reducir las colisiones, en lo que emplean radares y telescopios. De hecho, hay observadores destinados a este trabajo y sistemas de vigilancia para evitar que choquen con los satélites que están en órbita. Ante el temor de una colisión, estos se desplazan ligeramente para evitarlo.

Gonzalo de Grado precisa que, cada día, se lanzan al menos tres o cuatro alarmas de colisión, que deben salvarse. Los estudios que se han realizado hasta la fecha sobre la basura espacial se centraban sobre todo en el movimiento de traslación, es decir, en el camino que recorren en la órbita terrestre, aunque, al igual que hace el planeta, estas pequeñas piezas también tienen un movimiento de rotación, es decir, giran sobre sí mismas, lo que les hace alterar el movimiento de traslación.

Espacio más seguro

El área de Ingeniería Aeroespacial de la ULE ganó el contrato de la Agencia Espacial Europea

«Nuestro trabajo se centrará en refinar los algoritmos de predicción», precisa el profesor de la Universidad de León, muy vinculado además a la Agencia Espacial Europea. «Como no sabemos la forma del objeto, hay que probar diferentes formas y ver cuál es», añade. De momento, tienen nueve meses para analizar cinco tipos de escombros y poder predecir su movimiento.

Nueve meses

El trabajo de los profesores leoneses ya comenzó este mes de septiembre y ya han constatado la complejidad ante todas las fuerzas que dependen de la rotación del objetivo, «porque, por ejemplo, es diferente que una placa se mueva plana o de canto, en relación a la resistencia». Su trabajo, en este sentido, se centra en ver la influencia de la forma y los ángulos en el movimiento contando tan sólo con los datos que llegarán desde el radar de Morón. Ante este obstáculo, Gonzalo de Grado señala: «La solución será un exquisito estudio del entorno espacial y las fuerzas que allí aparecen, análisis estadísticos y muchísimas horas de cálculo en el Centro de Supercomputación de Castilla y León».

En el espacio hay más de 23.000 objetos con un tamaño superior a los cinco centímetros y «millones mucho más pequeños» que caerán a la tierra dentro de 25 o 50 años. Ante el elevado coste económico que supondría su limpieza, de momento, las agencias espaciales apuestan por eludirlos a fin de garantizar el éxito de sus operaciones y evitar seguir generando escombros que eleven las opciones de colisión.

Caléndula hará los cálculos con los datos del radar de Morón

El Centro de Supercomputación de Castilla y León, ubicado en el Campus de Vegazana, también será parte activa de este proceso para abrirse camino entre la basura espacial que se ha ido generando desde las primeras misiones.

Su capacidad de cálculo será aprovechada por los ingenieros para predecir los movimientos de estos escombros alrededor de la tierra, ya que se trata de complejas operaciones con muchas variables. Además, Jesús Gonzalo de Grado precisa que se emplearán los datos del radar de Morón, el S3TSR, que opera el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial —dependiente del Gobierno— en el marco de la red europea de vigilancia y seguimiento de objetos espaciales.

El profesor de la Universidad de León precisa que fue construido por la industria española, liderada por Indra, y opera desde la base militar sevillana. Un trabajo que impulsará no sólo el reconocimiento internacional de la aportación española, también el trabajo realizado por la propia Universidad de León, como concreta Gonzalo de Grado.

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