Diario de León

La ULE «ajusta el confort» en las aulas ante quejas de frío

«Hay que ser exquisitos en el cuidado de la energía», dice el vicerrector de Infraestructturas

Mercedes Siles, García Marín y José Ángel Domínguez. MIGUEL F.B.

Mercedes Siles, García Marín y José Ángel Domínguez. MIGUEL F.B.

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En plena crisis energética y a la espera de que la Universidad de León concluya el estudio que le permita ser autosuficiente energéticamente, la institución académica está ajustando los horarios de la calefacción lo que ha provocado que entre los alumnos empiecen a surgir quejas por el frío en las aulas. El vicerrector de Infraestructuras y Sostenibilidad, Ramón Ángel Fernández, señala que han abierto un cauce con los decanos y los directores de escuelas para que comuniquen posibles incidencias de frío en las aulas o en los edificios para «ir ajustando el confort en función de las necesidades». Además, Fernández añade: «Hay que ser muy exquisitos en el cuidado de la energía, porque cambia de un día para otro y ahora empieza a hacer frío». Todo, además, marcado por el requisito del Gobierno que exige ajustar al máximo las temperaturas que en los centros universitarios podría estar en torno a los 19 grados.

El vicerrector incide en que los trabajadores de la Universidad revisan cada día las instalaciones y que las temperaturas se van ajustando y «corrigiendo». Entre las quejas de los alumnos, fundamentalmente de Filosofía y Letras y Económicas, está en que la calefacción se apaga por las tardes, pese a que en ambos centros hay clases vespertinas y que el frío en las aulas es intenso sobre todo a la vuelta del fin de semana. Desde el sindicato Frente de Estudiantes, Carmen Vázquez Caballero, señala que les ha informado de que «están ajustando» los horarios de las calefacciones y que el frío en las aulas depende mucho de la facultad en la que se estudie. «En Filosofía y Letras, sobre todo, el problema está en el edificio, es el más antiguo del campus y no tienen buen aislamiento, a pesar de que habían dicho que iban a cambiar las ventanas». De momento, el alumnado no planteará quejas a la espera «de la evolución. Ahora no hace excesivo frío fuera, pero cuando llegue el invierno y la época de exámenes lo pasaremos mal con tantos horas sentados en la biblioteca».

Ramón Ángel Fernández añade: «El objetivo, el plan, es que hay una temperatura cómoda, en la que los alumnos no tengan que quitarse el jersey pero tampoco abrir las ventanas. Vamos ajustando los más de 50 edificios universitarios para ir controlando cada situación».

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