Diario de León

La ULE traza las autopistas de los drones en Galicia con un plan para exportar a Europa

Integra el proyecto Hércules, encargado por la UE, y desarrolla un sistema pionero para medir las variables meteorológicas

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Asun G. Puente
León

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Europa ha fijado el horizonte 2030 para que en su espacio aéreo convivan ya la aviación tradicional con la no tripulada. Un camino en marcha en el que la Universidad de León trazará la senda a través del proyecto Hércules, con el desarrollo de un plan encargado y financiado por la UE. El Centro de Investigación Aeroportada de Rozas (CIAR) —capitaneado por el Inta y ubicado en Lugo— será el epicentro de su labor y de la mano del Centro de Supercomputación de Galicia y la empresa Aslogic ( spin off de la Universidad Autónoma de Barcelona), el Grupo de Física de la Atmósfera de la ULE trabaja en esta alianza para poner «a punto y en marcha» el sistema de vuelos de drones en la región vecina. Una iniciativa pionera en España y Europa que desde Galicia sembrará las bases para la aviación no tripulada en el resto del continente.

El papel de la Universidad de León en esta misión será crucial, su labor se centra en la predicción meteorológica, una de las tres patas del proyecto, completado con la experiencia en la gestión de tráfico de drones que aporta la empresa Aslogic y los cálculos infinitos del Centro de Supercomputación gallego. A través de Hércules —enmarcado en los proyectos conocidos como I+3D (investigación, desarrollo, demostración y despliegue en el mercado)— los tres socios diseñarán en el CIAR (el centro de desarrollo de drones, en todas sus vertientes, considerado el mejor planificado de Europa) el sistema de vuelos para toda Galicia como espejo y modelo para toda la Unión Europea. Y no se quedarán sólo en el diseño y la puesta en marcha, sino que también comprobarán su impacto en el mercado, con una comercialización inicial en Galicia —a modo de demostración— a clientes como Correos y la flota pesquera.

El Grupo de Física de la Atmósfera de la Universidad de León, liderado por el catedrático José Luis Sánchez Gómez, ha desarrollado ya una instrumentación precisa para medir las variables meteorológicas «con el objetivo de tomar datos en el aire que sirvan para verificar los modelos y afinar las predicciones; esta labor ha supuesto hasta ahora el mayor desafío al que nosotros nos enfrentamos en el proyecto». Los primeros vuelos —avanza el investigador— en las propias instalaciones del CIAR se realizarán entre septiembre y octubre; luego, los siguientes meses hasta enero ya serán por toda Galicia. El proyecto Hércules deberá estar finalizado el 31 de agosto del año que viene.

La experiencia del Grupo de Física de la Atmósfera de la ULE —integrado actualmente por siete miembros: tres físicos, un ingeniero de computación y tres investigadores de Ciencias Ambientales— con la meteorología aeronáutica se remonta a 1997 y desde que el CIAR se puso en marcha hace ocho años decidió trasladar allí su instrumentación y equipamiento de mediciones. «Ubicado en la provincia de Lugo, tiene un emplazamiento perfecto para realizar vuelos con drones sin alterar el tráfico aéreo, una zona ideal también por su clima, bastante parecido al de zonas europeas», recalca el catedrático de Física Aplicada.

Sánchez Gómez recuerda que su grupo ganó un concurso público licitado por el Ministerio de Defensa para el que diseñaron y pusieron en marcha un sistema de predicción meteorológica para drones. En un segundo proyecto, con el mismo cliente, y también ya finalizado, desarrollaron veinte modelos de predicción distintos, a través de la simulación numérica, aplicados y puestos a punto para el CIAR.

«Este tercer proyecto, Hércules, es más complejo; desarrollamos un sistema de predicciones pionero en Europa. Entre todos los socios —asegura— trazamos caminos y horas para conseguir un espacio aéreo para drones con la menor incertidumbre posible».

El Grupo de Física de la Atmósfera también es centinela del cambio climático para la Nasa, a la que valida desde el campus de Vegazana las precipitaciones de nieve y granizo en el ámbito de la Península Ibérica y su labor contribuye al diseño de políticas activas mundiales para luchar contra el calentamiento global. Los datos proceden del proyecto internacional GPM de la Nasa, en cuya misión ya trabaja la ULE desde hace diez años. Sus bases de datos permiten realizar un trabajo que abarca toda la Península, gracias a campañas desarrolladas en el sureste de Francia o el valle del Ebro, además, cuentan con estudios en Argentina.

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