Diario de León

Sanidad

Una unidad de paliativos de Monte San Isidro empezará a funcionar el lunes

Los trabajadores reivindicaban poner en marcha el servicio, que ya no tenía pacientes covid

El ala derecha de paliativos del Monte San Isidro reinicia su actividad la próxima semana. RAMIRO

El ala derecha de paliativos del Monte San Isidro reinicia su actividad la próxima semana. RAMIRO

León

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Los trabajadores de paliativos del Hospital Monte San Isidro, que reivindicaban la puesta en marcha del servicio, fueron informados ayer de que una de las dos unidades (la situada en el ala derecha de la primera planta) se abrirá de nuevo para este tipo de pacientes el próximo lunes, después de haber funcionado para pacientes infectados de coronavirus desde el pasado mes de octubre.

La plantilla constató que en esas camas ya no se estaban derivando ahora positivos de coronavirus y por eso instaba a reabrir las unidades de paliativos del centro hospitalario al valorar la importancia de estas unidades especializadas «por la experiencia que acumulan en el trato a los enfermos terminales para que pasen su último trance en las mejores condiciones y como apoyo a sus familias».

Según aseguran, al disminuir la presión asistencial de esta tercera ola se llevaron la sorpresa «de que paliativos se vació de enfermos de covid, pero se llenó con pacientes de medicina interna», algo que pidieron reorganizar para que esas camas regresaran a los enfermos paliativos para quienes se concibieron. Del servicio se encargan dos médicos, doce enfermeras y catorce auxiliares, junto con un trabajador social y un psicólogo, que ayudan a los ingresados terminales, la mayoría oncológicos, a morir con dignidad. La pandemia obligó a derivar a estos pacientes al Hospital de León y a San Juan de Dios tanto en primavera como en octubre, tras una reapertura de sólo dos meses en verano.

Los trabajadores aseguran que «dada la situación epidemiológica» asumieron «el papel que nos tocó y atendimos a los pacientes infectados de covid de marzo a junio» cuando disminuyó la presión asistencial, y otra vez a partir de octubre en que dicen que volvieron a despedir «a nuestros pacientes hacia otros centros no tan bien cualificados como el nuestro para este tipo de enfermos tan delicados». También admiten que se llevaron «una sorpresa» al comprobar que ahora al mermar la presión de la tercera ola las unidades recibían a enfermos de otra especialidad, medicina interna. De ahí que mostraran su «preocupación» y reivindicaran el derecho de los pacientes de paliativos «a disponer de unos cuidados en la última etapa de su vida adecuados a su patología, lo cual en otras instalaciones no poseen la misma preparación ni los mismos medios». Por eso los llamaron «los grandes olvidados».

En las 20 camas de paliativos se atienden de media a 460 personas al año. La reapertura de una de las dos unidades ha generado satisfacción a su plantilla, que confía en que pronto se ponga en marcha el otro ala.

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