Diario de León

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La Universidad negocia a contrarreloj la venta del Inbiotec y defiende su implicación

El rector asegura que hay empresas interesadas en inyectar capital a la sociedad, «pero el tiempo juega en contra»

Protesta de los trabajadores del Inbiotec frente a Botines en el mes de junio. FERNANDO OTERO

Protesta de los trabajadores del Inbiotec frente a Botines en el mes de junio. FERNANDO OTERO

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La Universidad de León defiende que «nunca ha dejado caer» el Inbiotec y que ha sido la única institución que «ha «buscado soluciones reales» para inyectar capital en el Instituto de Biotecnología, ya en fase de liquidación después de casi cuatro meses en concurso de acreedores sin ningún avance por una deuda de 200.000 euros a finales del ejercicio pasado.

El rector Juan Francisco García Marín negó ayer las acusaciones que el día antes le lanzaron los propios investigadores del centro, molestos por la «falta de compromiso» de la institución académica. «Yo mismo he estado implicado desde el primer día, pero sin hacerlo público», respondió Marín, quien reveló que negocia contrarreloj la entrada en la sociedad de una empresa privada que invierta en el instituto antes de que el proceso de disolución termine.

En este sentido, explicó que ayer por la mañana tuvo una reunión en las instalaciones del laboratorio con una compañía del sector interesada, «pero el tiempo juega en contra nuestra», lamentó. «Ahora mismo estoy en Inbiotec. Hay empresas interesadas para entrar antes de que se ejecute la liquidación, pero estas gestiones no se resuelven en un par de semanas», aclaró el rector en conversación telefónica con este periódico.

Del mismo modo justificó la solicitud voluntaria del concurso de acreedores como «un acto de responsabilidad» después de ese desfase patrimonial de 200.000 euros que ha desembocado en la más que probable liquidación del laboratorio leonés, fundado hace casi treinta años. Tanto la Universidad como la Diputación, contra la que también cargó la plantilla, forman parte de la junta directiva del instituto. «No veíamos otra salida, aunque la deuda no era tan alta», matizó.

Desfase patrimonial

La institución académica justifica el concurso voluntario como «un acto de responsabilidad»

Recordó, además, que este desenlace se intuía desde hace tiempo y que por este motivo, en el mes de diciembre del año pasado, avisó de que era necesario encontrar inversores para mitigar los efectos de la pandemia en la cuenta de resultados del centro de investigación que, aunque no tiene ánimo de lucro, depende de los recursos propios y no de las subvenciones públicas. «2020 fue un año en blanco, que retrasó todos los proyectos», añadió Juan Francisco García Marín, que también aludió al «anticipo» que puso «encima de la mesa la Universidad» para que el Inbiotec no desfalleciera. «Somos acreedores subsidiarios y estamos los últimos de la cola», continuó el rector, que igualmente reprochó a la Diputación que no haya dado salida a las iniciativas que le ha presentado Inbiotec» pero que —según dijo— no se han hecho por cuestiones económicas. «Llevan más de un año y medio encima de su mesa», insistió el rector.

Tampoco llegaron los ingresos de los proyectos asociados a los parques tecnológicos de la comunidad y que cuentan con una subvención de la Junta. Ni los de ámbito europeo, paralizados, como el resto, por la emergencia sanitaria. «Todos los ingresos son fruto del trabajo de los investigadores, no de una ayuda a fondo perdido», advirtió Marín, que todavía mantiene un hilo de esperanza y no da por liquidado el laboratorio, a pesar de que el administrador concursal ya ha iniciado el proceso de consultas para extinguir los contratos de los ocho investigadores que hay en el instituto. Después vendrá el cese de actividad y la venta de los activos, o lo que es lo mismo, del edificio de La Granja.

«Es una pena, sobre todo por los trabajadores, pero también porque es una empresa puntera en su campo. Las dos posibilidades más ciertas para resolver este asunto las ha gestionado la Universidad. Hemos tenido dos reuniones con empresas que mostraron su interés, pero una de ellas nos dijo que estaba pendiente de recibir fondos europeos», explicó Marín. La otra, con la que habló ayer, tendrá que trasladar la operación a su consejo de administración y ver si, finalmente, les resulta rentable. «No hay mucho tiempo», reiteró Marín, que «nunca» vio claro el asunto del Csic. «Es una solución que propuso la Diputación, pero el ente estatal tiene su propio reglamento y no le permite absorber un centro privado», concluyó.

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