La vacunación de la gripe no saldrá de los ambulatorios por oposición del personal

La vacunación contra la gripe se quedará, finalmente, en los centros de salud y se efectuará a partir del día 13 durante un mes y por las tardes. El ambicioso plan de Atención Primaria para desarrollar la campaña de este año fuera de los ambulatorios y centralizarla en el Palacio de Congresos y Exposiciones de León con la idea de minimizar riesgos con el covid se frenó ayer por la oposición de parte del personal, especialmente, del área de enfermería, y de cinco de los nueve coordinadores de los ambulatorios de la capital, según confirman fuentes sanitarias.

El planteamiento sí gustaba y era valorado positivamente por la mayoría de los sindicatos y de los alcaldes, que apreciaban el intento de realizar una vacunación masiva para llegar al mayor porcentaje posible de la población y en el menor tiempo posible, en un año donde la vacuna de la gripe cobra especial importancia para no desarrollar la enfermedad y no generar confusión con el coronavirus.

Sin embargo, el hecho de detraer dos enfermeras por centro para acudir al Palacio a vacunar no fue acogido bien por un porcentaje de las profesionales que ya están sobrecargadas con los rastreos y la labor asistencial diaria, ni por los gestores de los ambulatorios que debían prescindir de ellas. Así que Primaria ha dado marcha atrás a la medida de trasladar la campaña a un lugar muy amplio y sin enfermos de otras dolencias y vacunará de la gripe por las tardes en los centros de salud. La vacuna es voluntaria y gratuita y quien quiera ponérsela debe llamar para solicitarla y ser citado dentro unas agendas especiales.

Trasladar la vacunación al Palacio de Congresos suponía dotar de camillas, lavabos portátiles, sistema de recogida de deshechos sanitarios y del sistema Medora a las instalaciones. Unos trámites densos, pero que ya estaban enfocados. También se había solucionado la logística interna de recepción de los usuarios con dos celadores que tomarían la temperatura, cuatro puestos administrativos para controlar las citas y ocho garitas con dos profesionales para imprimir un ritmo de vacunación cada cinco minutos.

A ello se suma la laboriosidad de los protocolos sobre riesgos laborales y el funcionamiento en un edificio ajeno a Sacyl, que exige una tramitación larga.