Diario de León

Entre generaciones

Varias décadas a pocos metros

Internos de la residencia Santa Luisa intercambian con escolares de Las Anejas manualidades y caramelos en una peculiar iniciativa intergeneracional

Ancianos de Santa Luisa entregan unas casitas de manualidades que han hecho los internos al colegio Anejas. F. Otero Perandones.

Ancianos de Santa Luisa entregan unas casitas de manualidades que han hecho los internos al colegio Anejas. F. Otero Perandones.

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González González
León

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«Dignas de un cuento», presumían desde el centro de mayores Santa Luisa, y no es para menos. La magia arranca tantas sonrisas a los niños como la sorpresa que recibieron en la mañana de ayer los alumnos de 1º y 2º de infantil (3 y 4 años) del Ceip Anejas. Unas casitas de madera, con acabado de papel pintado, en las que guardar sus tazas. El proceso de elaboración ha dado para mucho a los casi treinta residentes del Santa Luisa que contribuyeron en su fabricación. Y es que, como aseguró la terapeuta del centro Elisa Reyero, el objetivo a seguir es «abrir una línea de intercambio generacional con la que trabajar aspectos motores, psicológicos o colectivos de nuestros residentes». El proceso ha constado de varias fases que se adjudicaban a los participantes —el más joven de 75 años y el mayor alcanza los 90— según sus capacidades. «En primer lugar se constituyó un grupo con la tarea de salir a la calle a hacer las compras, actividad en la que desarrollan aspectos sociales y colectivos», explicó Elisa. «Otros grupos se dedicaron de forma escalonada a medir y cortar; pintar; pegar; y, por último, montar las casitas», añadió. Incluso una parte del servicio de mantenimiento del centro de mayores Santa Luisa colaboró realizando las partes más complicadas del montaje en un improvisado «taller de madera» que instalaron para la construcción de las casitas.

Intercambio de papeles  

Los pequeños dedicaron, en agradecimiento a los residentes, una canción recién aprendida. Con ello consiguieron sacar a los ‘abuelos’ la sonrisa más ancha que la ternura de un niño puede producir. Igualmente los alumnos del Anejas quisieron mostrar un detalle, obsequiando a los fabricantes de estas casitas mágicas con un regalo, e intercambiando los papeles: los niños regalaron caramelos a los más mayores. Lo próximo que harán juntos tendrá que esperar a Navidad, aunque desde ambas instituciones esperan poder verse más a menudo ya que tan sólo les separan unos pocos metros y unas cuantas décadas.

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