Diario de León

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Villabalter ya no cerrará el camino a Azadinos pero hará una senda peatonal

El pique entre pueblos desde 2008 impide asfaltar un vial que ahorra una vuelta de 4 kilómetros

León

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Después de un pique entre pueblos que se prolonga desde hace doce años y de amenazar con cerrar el «camino de cabras» hacia Azadinos con una cadena por decisión del concejo del pasado noviembre, la junta vecinal de Villabalter opta ahora por mantener su tramo abierto y añadirle una senda peatonal y para bicicletas.

Para ello, utilizarán las traviesas del tren que se levantaron del paso de El Viento en San Andrés del Rabanedo como bordillos para delimitar un espacio de 1,40 metros de ancho, según explica el pedáneo, Jesús Cuenco. Pero aglomerar para vehículos esos 400 metros, no.

La senda de tierra, que acortaría el paso entre las dos localidades vecinas, no termina de arreglarse por desavenencias desde 2008. Azadinos solicitó ese año 70.000 euros de los remanentes de la Diputación para asfaltar el denominado camino a Villabalter. Las máquinas llegaron, pero sólo pudieron hormigonar el tramo de unos 700 metros perteneciente al municipio de Sariegos.

Bordillos con traviesas
La ciclovía de 1,4 metros de anchura estará delimitada con los maderos de las vías de tren en esos 400 metros

La entrada a la frontera de San Andrés quedó prohibida, porque parte de sus vecinos no ven con buenos ojos que pueda aumentar la circulación de vehículos a través del pueblo si se acondiciona el vial y «alterarse la paz». De hecho, esa franja de casi 400 metros continúa y continuará con un firme de tierra, piedras y socavones. «Hay tráfico como antes, pero no está en condiciones de correr. Incluso algunos vehículos están haciendo camino por la hierba para evitar las piedras y destrozan La Era, así que advertiremos que en La Era se abrirán zanjas cada 25 metros para que no se metan», señala.

Sólo el tramo de Azadinos se asfaltó. JESÚS F. SALVADORES

Para agregar más sal a la historia, Villabalter decidió colocar hace doce años un poste señalizador del pueblo, con letras de hierro, casi al tiempo que comenzaron los trabajos. El palo de una vieja farola se eleva más de tres metros y marca desde entonces la muria de separación con Azadinos. Algunos residentes tomaron ese gesto como una provocación y respondieron con otro poste más modesto, que indica el punto en el que arranca el término municipal de Sariegos y que ha sido derribado varias veces. Los pedáneos de Villabalter y Azadinos, el socialista Jesús Cuenco y el leonesista Isidoro García, aseguran que, no obstante, las relaciones institucionales «son buenas» y que, incluso, el contacto personal entre ambos es «excelente». Pero también reconocen que algunos vecinos sí sienten cierta rivalidad. Cuenco recuerda que Villabalter no aceptó la subvención de la Diputación para reparar el camino en su día, «porque la gente no reconocía ese vial como el verdadero camino de unión, si no otro por encima de la Era.

Además, el paso desemboca en dos calles, Cervantes y La Era, que son muy estrechas y que no tienen capacidad para absorber un aumento de tráfico». También explica que el camino termina junto a un bar muy frecuentado y en una curva cerrada, «que si se incrementa el tráfico de vehículos puede causar una desgracia». De ahí la oposición a mejorar el firme desde hace más de una década. Su homólogo de Azadinos indica, sin embargo, que el camino tiene más de 50 años y se construyó con ayuda de la Diputación para acercar a los pueblos. También lamenta la oposición de Villabalter a asfaltar el tramo que queda, «porque es un avance y fomentaría los lazos de convivencia». Con buen y mal firme, lo cierto es que la senda de un kilómetro entre ambas localidades es bastante transitada por los vecinos de los dos pueblos, porque evita rodeos entre municipios de 4 kilómetros.

La entrada a Villabalter se está remodelando. FERNANDO OTERO

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