Diario de León

Política penitenciaria

Villahierro resta dos etarras por el acercamiento a prisiones vascas

Jesús Mari Etxeberría y Krutxaga Elezcano dejan en ocho la nómina en la cárcel leonesa

Los etarras, durante un incidente en su juicio. DL

Los etarras, durante un incidente en su juicio. DL

León

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Jesús Mari Etxeberría y José Ignacio Krutxaga Elezcano, miembros de la banda terrorista ETA recluidos en Villahierro, serán trasladados desde el Centro Penitenciario Provincial de Villahierro, previsiblemente con destino al País Vasco, en el marco de la política penitenciaria instaurada por el Gobierno de España en los últimos meses.

Según informa la web abertzale Etxerat, los dos presos se integran en la lista de internos de León que están a la espera de la asignación de un nuevo destino, en tanto en cuanto están a menos de dos años de concluir el 75% de su condena, circunstancia que habilita una serie de beneficios penitenciarios a los que se acogerán ambos.

Jesús María Etxeberria, que ingresó en la cárcel en diciembre de 2002, cumple una condena de 30 años por los delitos de asesinatos, colaboración con banda armada, detenciones ilegales, falsificación de documento público, tenencia de explosivos, tenencia de armas prohibidas, estragos e incendios.

En 2025 tendrá la satisfecha el 75% de su condena, entre otras los 36 años que le impuso la Audiencia Nacional por el asesinato a tiros de un guardia civil en 2002 cuando se disponía a identificarle en la A-6, a la altura de Collado-Villalba (Madrid).

Krutxaga ingresó en prisión el 16 de enero de 2001 y cumple una condena acumulada de 30 años por los delitos de atentado, asesinatos, homicidio, estragos e incendios, colaboración con banda armada, robo con fuerza, falsificación, atentado a la autoridad, tenencia de armas prohibidas y lesiones. Cumplirá las tres cuartas partes de la condena en julio de 2023.

Los cambios
Los dos acaban sus tres cuartas partes de la condena en menos de dos años y tendrán beneficios

Mínimos
León llegó a tener hace cuatro años solamente dos reclusos de ETA tras sus barrotes

La Secretaría General resolvió su progresión a segundo grado y, a propuesta de la Junta de Tratamiento andaluza, su traslado al Centro Penitenciario de Villahierro. Krutaga Elezcano participó en la muerte del exministro Ernest Lluch. Krutxaga y un cómplice esperaron al profesor y ex ministro socialista en el garaje de su casa, en la Avenida de Chile, de Barcelona, mientras el otro vigilaba las proximidades desde un vehículo. Lluch llegó al garaje y los dos etarras le abordaron. Krutxaga disparó dos veces sobre él a muy corta distancia, causándole la muerte inmediata.

Los terroristas huyeron en un coche Ford Fiesta que previamente habían robado y que hicieron estallar por medio de un artefacto explosivo incendiario que instalaron en su interior. Abandonaron la zona en el coche conducido por el otro cooperador. El tribunal consideró en la sentencia, que databa de 2002, que no existe prueba directa de la participación de los acusados en el crimen, pero detalla una serie de elementos objetivos que conducen a la conclusión de que ellos fueron los autores, como que Krutxaga portaba en el momento de su detención la pistola con la que se hicieron los disparos que mataron a Lluch.

259 reclusos

El Centro Penitenciario Provincial de Villahierro es uno de los 42 centros de todo el estado español en los que se encuentran internos los 259 presos de la banda terrorista que cumplen condena por sus delitos.

En los tiempos de mayor concentración de integrantes de la banda terrorista, llegó a haber casi una veintena de reclusos de estas características en la penitenciaría, aunque paulatinamente han ido descendiendo poco a poco. El mínimo histórico se registró en el año 2017, cuando apenas quedaron do reclusos etarras en la penitenciaría.

El centro registró en 2019 el nivel subjetivo más bajo de reclusos de su historia, desde la entrada en pleno funcionamiento de la penitenciaría afincada ahora en Mansilla de las Mulas, que antes tuvo su sede en León capital. En términos objetivos, durante los cuatro primeros años de su puesta en funcionamiento, los niveles de población penitenciaria fueron más bajos que los actuales, El uso a pleno rendimiento de las instalaciones se inició en el año 2003 y desde entonces, nunca antes se había conocido una ocupación tan baja de las instalaciones penitenciarias leonesas.

Se ha normalizado últimamente la llegada de presos yihadistas , que en cualquier caso, siguen siendo más que los de la banda terrorista ETA y la tendencia no se modifica.

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