Diario de León

Prisiones

Villahierro vuelve a no tener reclusas etarras como a principios de la década

Centro penitenciario de Villahierro. MARCIANO

Centro penitenciario de Villahierro. MARCIANO

León

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Desde que Olga Comes Arranbillet abandonara el Centro Penitenciario Provincial de Villahierro a finales de diciembre del año pasado, no hay mujeres en la penitenciaría leonesa vinculadas con ETA. La última representante femenina de la población reclusa etarra leonesa fue trasladada a Villabona (Asturias), cumple una condena de 9 años, 1 mes y 15 días por depósito de armas y municiones en relación con banda armada. Cumplirá las tres cuartas partes de la condena en octubre de 2019, por lo que la Junta de Tratamiento de la prisión de León propuso su traslado a un centro próximo a su entorno familiar. Hacía tres lustros que la cárcel leonesa no tenía reclusas etarras en su interior.  

Antes que ella, Sara Majarenas había dejado los muros de la institución penitenciaria afincada en Mansilla de las Mulas. Fue trasladada en febrero de 2014 a la cárcel de Soto del Real y, desde allí, en marzo a Aranjuez (Madrid IV), donde acabó la pena, antes de gozar del tercer grado. Majarenas (San Sebastián, 1980) fue condenada en 2007 a 13 años y 10 meses de prisión por los delitos de integración en organización terrorista, falsedad en documento oficial y tenencia ilícita de armas, mientras que a su entonces pareja le cayó un año más por resistencia a la autoridad, al enfrentarse a los agentes en el momento de su detención, llegando a exhibir un arma. Consiguió el segundo grado para poder vivir con su hija Izar, en una casa de acogida. La niña fue acuchillada por su padre el pasado 15 de enero en Benifaió (Valencia), pero al haber cumplido tres años de edad era obligatorio que la pequeña saliera de la prisión, ya que la legislación penitenciaria no permite que pueda seguir viviendo en la cárcel con su madre.  

   

PRESIONES  

La izquierda abertzale inció una campaña para que el Ministerio de Interior del Gobierno de España reagrupara en 2013 a una pareja de presos de la banda terrorista ETA que cumplían condena en Mansilla de las Mulas y que tuvieron un hijo en común. Se trataba de Lierni Armendariz, condenada entre otros delitos por participar en el asesinato del ex ministro socialista Ernest Lluch, y su pareja Oroitz Salegi, que cumplía cárcel por participar en varias acciones terroristas cuando era miembro del comando Donosti. No se accedió a sus pretensiones. También pasó por Villahierro en el año 2010 Ainhoa Villaverde Barrutitabengoa. Fue condenada a una pena de seis años de cárcel por un delito de pertenencia a organización terrorista en la rama juvenil Segi. Se encargaba de la «dinamización» del «frente juvenil» del Movimiento Nacional de Liberación Vasco (MLNV) y de la violencia callejera, la celebración bajo siglas de «organizaciones pantalla» de asambleas y marchas independentistas y el desarrollo de «labores de captación, formación y concienciación, entrenamiento o recaudación de fondos».  

La Audiencia Nacional rechazó acoger como atenuante el «enamoramiento» o «amor platónico» de la colaboradora de ETA, Miren Azkarate Badiola, hacia su captador en la organización terrorista, para disminuir su condena, y le impuso cinco años de prisión por facilitar información de personas que pudieran afiliarse a la organización. Los cumplió en Villahierro en el año 2005. La defensa de Azkarate, en un «extemporáneo escrito», según el tribunal, introdujo un «presunto trastorno por enamoramiento» hacia Fernando Bert, el etarra que, en Francia, la convenció para colaborar con la banda terrorista. Pero el tribunal no ha considerado «creíble» que Azkarate «no pudiera esperar nada malo de un encuentro con un ser amado», y entiende, por el contrario, que la procesada conocía perfectamente la finalidad y consecuencia de aceptar la colaboración con ETA.  

El último movimiento referente a León fue masculino. El preso de ETA Jon Rubenach Roiz fue trasladado en mayo de la prisión madrileña de Soto del Real a la leonesa. «Txurdo» -apodo con el que se le conoce- fue entregado de Francia a España el pasado 17 de abril, tras 15 años recluido en el país galo, para cumplir penas que ascienden a 439 años de cárcel por el asesinato de dos militares. Instituciones Penitenciarias explicó que su traslado a León no responde a un acercamiento sino que se debe, entre otras razones, a una falta de espacio en el módulo cerrado de Soto. Añaden que Rubenach es un preso preventivo y hasta que no haya sentencia condenatoria por la causa pendiente que tiene con la Audiencia Nacional por depósito de armas no podrá ser clasificado y destinado a un centro concreto. «Solo hay acercamiento cuando el recluso ha sido clasificado en primer, segundo o tercer grado», apuntan.

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