Diario de León

Dejó el fútbol por traer tecnología médica a León

El ‘Zarra’ leonés que salvó vidas

Los leoneses deben al emprendedor Raúl Álvarez, hoy de 84 años, la llegada de una Resonancia y un TAC pioneros a la ciudad. Apostó por medicina puntera para un diagnóstico rápido de las dolencias

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León

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La generosidad, una de las cualidades más aplaudidas en un ser humano, tiene nombre propio en León: Raúl Álvarez, un emprendedor que tuvo la extraordinaria ocurrencia hace más de tres décadas de montar la primera Resonancia Magnética (RM) de la ciudad. Hoy día se ha convertido en una técnica de diagnóstico habitual, pero en los años noventa del siglo pasado las máquinas que lo hacían posible eran enormes, costosas y sólo se encontraban en los hospitales más importantes del país.

Como amante de su tierra, por la que siempre apostó, Raúl brindó al noroeste español la posibilidad de disponer de un centro médico puntero, con una RM casi desconocida para muchos médicos, que permitió atender a todas aquellas personas que buscaban un diagnóstico eficaz y rápido que nadie más, por aquel entonces, podía ofrecer. Multitud de pacientes pasaron por la clínica de Altos de Nava, que después se convirtió en la Policlínica Santa Ana, que también ofrecía un TAC de última generación y baja radiación, junto con otros destacados aparatos de diagnóstico de diversas especialidades médicas.

Según sus allegados, Álvarez, que en la actualidad suma 84 años bien aprovechados, se empeñó a lo largo de su vida en procurar una «esmerada atención» a todo aquel que acudía temeroso o preocupado a recibir un diagnóstico sobre su dolencia. Y ese aliciente, sencillamente responde, «a que su gran humanidad siempre le llevó a empatizar con el paciente y a priorizar su cuidado», destaca Silvia Álvarez, una de sus cinco hijos, quien lo define como «autodidacta, siempre activo y luchador incansable».

Agachado en primera línea con la mano en el suelo, con la Cultural. DL

 

Este hombre hecho a sí mismo nació en León en el verano de 1936, siete días antes de que «estallara el movimiento», como decía su madre, en el seno de una familia de indianos de la meseta. Su abuelo asturiano de Quirós había emigrado a Cuba sin saber leer ni escribir y su perseverancia y trabajo duro le permitieron regresar a España como hombre de éxito. Genes que heredó su hijo Julito, «el del Banco Herrero», como le conocían en León y su vástago Raúl, que comenzó destacando en el fútbol. Su diestra y puntería de delantero centro le valieron ser internacional con España a los 17 años. Encajó el gol de la victoria contra Francia y el locutor Matías Prat padre le llegó a apodar como el Zarra leonés. También jugó en primera división con la Cultural, donde conoció el barro y la victoria. Colgó las botas a los 26 años para iniciar una andadura en pro del progreso de León y sus conciudadanos.

Su hija indica que su padre asume como sello de honor y garantía de confianza la palabra dada y el apretón de manos, pero también sufrió decepciones empresariales. «Me enseñó que, a pesar de las trabas y contratiempos, no hay que cejar en el empeño de levantarse cuando las circunstancias y el universo te han hundido en el más profundo de los fangos».

El gran sueño hecho realidad de Raúl Álvarez, la Policlínica Santa Ana, se vio abocada a cerrar sus puertas este año tras una larga trayectoria al servicio de la salud de los leoneses, pero su esencia, su corazón, permanece en la ciudad en HM San Francisco y HM Regla, que incorporan a sus centros la tecnología y los especialistas que trabajaban en los Altos de Nava.

Junto a su mujer, sus cinco hijos y varios nietos. DL

 

 

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