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Los obstáculos en las comunicaciones leonesas

La zona 30 se extiende sin remedio por las vías de León y frena el tráfico del noroeste

Adif mantiene limitaciones en el ferrocarril a Gijón y Vigo que afecta a la competitividad de mercancía y viajeros

tren pequeño

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León

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Las limitaciones temporales componen ya un mapa paralelo de incidencias en las líneas ferroviarias que afectan a la comunicación de León por tren. Desde el pasado verano, el tiempo establecido para los trayectos de los trenes que transitan por la capital leonesa, los que proceden de Asturias, principalmente, se mide con un reloj de arena, sobre la parsimonia que devuelve una vía que en varios tramos obliga a rebajar la velocidad de paso a treinta kilómetros por hora. Uno de los hito que define esta pérdida de competitividad en las comunicaciones por tren el treinta. Hay una secuencia de corsés y prohibiciones que permite encadenar trechos de hasta treinta kilómetros en los que el tren no puede superar los treinta kilómetros por hora. Un lastre que salpica por igual a las previsiones de los convoyes de mercantes, a los viajeros de largo recorrido, a los enlaces con apéndice de la alta velocidad, con la variación posterior del tránsito por la estación de pasante de León, a los regionales.

La cadena de limitaciones temporales se extiende en el calendario desde el pasado verano, cuando los trenes laboratorio de Adif pasaron por una vía que parece necesitar más atención de paliativos que tratamiento de choque o mantenimiento. Todo lo que sucedió tras el primer repaso de las máquinas estetoscopio del Administrados de Infraestructuras Ferroviarias se ha traducido a la señalización vertical, a un sinfín de postes de limitación, que tratan de poner la seguridad por encima de los cálculos; lo importante, por encima de lo urgente, que es también contar con un servicio eficiente de conexión entre León y Asturias, sobre el que están depositadas algunas de las perspectivas de desarrollo más perentorias en las que está depositado el progreso de estas dos regiones.

Si Pajares ya destacaba sobremanera por la pausa en la circulación, ahora, el techo de cristal de la lentitud que persigue a los trenes que transitan por la rampa ha saltado por los aires. Pero el recorte que amplía la horquilla de tiempos de recorrido transciende a este paréntesis orográfico que se salva con ese efecto que enrosca la vía a las laderas para engullir el desnivel. Luego, la circulación dilatada se traduce en las pantallas de la estación leonesa en los trenes que corren a uno y otro lado de la ciudad.

Referentes
Hay tramos afectados en los que los trenes no pueden superar 30 por hora en 30 kilómetros

Los primeros en dar la voz de alarma sobre esta situación de declive que sufre la línea convencional entre León y Asturias, esa que va a ser relevada en uno o dos años por el paso subterráneo que resultó de horadar la Cordillera Cantábrica fueron los maquinistas, atrapados en una espiral laboral que condiciona horarios, turnos y planificaciones laborales. Especialmente, en este caso, los que se ven afectados en el manejo de mercantes, que pueden emplear hasta seis y ocho horas en alcanzar el pasado paralelo por la capital leonesa después de superar una distancia cronometrada desde el inicio de esta cadena de limitaciones, en el extremo norte del ascenso a Pajares.

Existen otros repertorio de limitación en lo que se hace honor de sobra a la denominación de la incidencia. Trechos continuos en los que el tren no puede superar los treinta kilómetros por hora en una velocidad del dominio entre La Robla y Busdongo.

El mal de muchos consuela la situación de declive la línea entre León y Asturias, que comparte estado lastimosos con un repertorio destacado en la línea de León a Vigo; por ese pozo sin fondo que representa el enclave de Barrientos en las conexiones de la línea convencional; con un lustro ya a las espaldas de frenazo de los trenes, a treinta por hora, en medio de ese trazado que se han atrevido a encumbrar como referente para el desarrollo del Corredor Atlántico por el noroeste español. La Granja, Covas, el túnel de Torre del Bierzo, el riesgo alto de la trinchera de Covas, el estado de la vía de Quereño, extienden la relación de las causas perdidas de las vías de las que depende el futuro de León, el presente del tren en León, las perspectivas poco halagüeñas para el tren en León.

Con esa secuencia interminable de límites a treinta, y a sesenta, las que obligan a frenar por debajo de setenta en las más concesivas, la empresa de cumplir con el horario establecido es una empresa imposible, para Alvias que se dejan hasta 25 minutos o media hora de retraso en completar una salida digna de los valles del Bernesga. Los tres regionales entre León y Gijón arrastran demoras similares: treinta, y veintinueve minutos en los días de referencia. Para resumir momentos restrictivos, la sarta de frenadas entre Parana y Puente Los Fierros; casi treinta kilómetros con los trenes sin poder superar los treinta kilómetros a la hora. La zona a treinta.

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