Diario de León

60 años. Fangio… y Alfetta

Aniversario del primer Mundial F1 firmado por ‘El Chueco’.

Juan Manuel Fangio, a bordo del Alfetta 159, en el Gran Premio de España (1951) disputado en el circuito barcelonés de Pedralbes. AFR

Juan Manuel Fangio, a bordo del Alfetta 159, en el Gran Premio de España (1951) disputado en el circuito barcelonés de Pedralbes. AFR

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León

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JAVIER FERNÁNDEZ

‘Primus… inter pares’. Alfa Romeo y Juan Manuel Fangio, dos leyendas en la historia del automovilismo, unieron sus fuerzas en los dos primeros Mundiales de F 1, disputados en 1950 y 1951.

‘El Chueco’, al volante del icónico Alfetta 159, cosechó un importante bagaje: 10 victorias, 10 ‘pole position’, 13 vueltas rápidas, 21 podios y 4 dobletes a lo largo de «12+1» Grandes Premios de Fórmula 1.

Inicialmente desarrollado, a iniciativa de Enzo Ferrari, por el ingeniero Goacchino Colombo en 1937 —otro histórico de la F 1— para competir en la categoría de ‘Voiturettes’, el Alfetta saldría a la luz en la posguerra, imponiéndose en varios Grand Prix… hasta convertirse en leyenda.

Corría el año 1951. En el circuito barcelonés de Pedralbes, Fangio cruzaría bajo la ajedrezada del primer Gran Premio de España de F 1 superando a su compatriota José Froilán ‘Cabezón’ González, conquistando así el primero de sus cinco títulos en la máxima especialidad del automovilismo deportivo, en dura pugna con los Ferrari; una proeza… arrancaba la leyenda.

En sus dos versiones 158 y 159, el Alfetta impondría su ley en los dos primeros compases del Mundial de F 1 por mucho que, en realidad, no hubiese tenido que estar ‘allí’: desarrollado entre 1937 y 1938 para la modalidad de ‘Voiturettes’ (comparables a los actuales Fórmula 2), el verdadero pensamiento de Alfa Romeo era el de participar en la F 1 con los Tipo 308, 312 y 316, acordes a tres formas de interpretar la reglamentación de la época.

Con todo, ‘aquel’ Alfetta de 1938 era toda una joya, una genialidad de Colombo: 8 cilindros en línea, con compresor de una etapa y carburador de tres cuerpos, además de árbol de levas en cabeza y la utilización de materiales ligeros (magnesio ‘Elektron’ para el monobloque y acero al cromo-níquel para el cigüeñal) que permitieron reducir el peso del motor a solamente 165 kilos; mientras para el cambio se adoptaba la famosa disposición ‘transaxle’: montado en la parte trasera del monoplaza, formando un bloque con el diferencial —el motor era delantero—, ocupaba menos espacio y permitía una óptima distribución del peso entre ambos ejes; una solución, eso también, que Alfa utilizaría años después para sus vehículos de producción en serie.

La II Guerra Mundial rompería el hilo de la investigación, y detendría la evolución del ‘Quadrifoglio’, aunque —eso también— las soluciones técnicas previstas por el ambicioso proyecto fuesen lo suficientemente sofisticadas como para ser también válidas en el periodo de posguerra y, en algunos casos, hasta el día de hoy.

Durante la contienda mundial, los Alfa 158 estuvieron escondidos en garajes y graneros de la Italia rural, evitando así que las fuerzas alemanas de ocupación se los llevasen de la casa madre del Portello y terminaran cambiando la oficial pintura roja… por la plateada germana.

Poco tiempo después del final de la guerra, los Alfetta regresarían al Portello, restaurándose y preparándose cuidadosamente para volver a las carreras…. y volvieron para, a renglón seguido, imponerse en la categoría Grand Prix.

Silverstone, el Gran Premio de Gran

Gran Premio de Gran Bretaña, Silverstone 1950: primera de las siete carreras que conformarían aquel primer Campeonato del Mundo de Fórmula 1… los Alfetta 158 monopolizarían el podio, el trío formado por Farina, Fangio y Faglioli venció en todos los Grandes Premios que disputaron, subiendo al podio en 12 ocasiones y firmando 5 vueltas rápidas.

La combinación de velocidad, maniobrabilidad y fiabilidad, convertirían al 158 en el coche a batir, máximo exponente de la tecnología automovilística en su época; si en el año de su nacimiento (1938) adoptaba un motor con compresor de 1.5 litros y 185 CV, pocos años después de la guerra, el compresor se convertiría en otro de doble etapa y el motor ‘subiría’ hasta 275 CV, para alcanzar, en 1950, los 350 CV a 8.600 vueltas, gracias a su extrema ligereza, una relación peso/potencia de sólo 2 Kg/CV… que rivalizaría —incluso— con los superdeportivos actuales.

En el G. P. de Monza, disputado el 3 de septiembre de 1950, Alfa Romeo probaba diversas soluciones técnicas en el Alfetta 159, desarrollado para disputar el Mundial al año siguiente; aquel nuevo Alfetta, con Nino Farina al volante, debutó con victoria, y con Farina coronándose como primer Campeón del Mundo de F 1.

En 1951, tras 17 años de desarrollo, aquel extraordinario motor de Alfa Romeo alcanzaba todo su potencial; sin embargo, durante la temporada de F 1, los técnicos lograban, una vez más, obtener una ‘dosis’ de potencia extra, hasta alcanzar un auténtico hito: 450 CV; así, gracias a ese esfuerzo, y a unos pilotos de extraordinario talento, el 159 triunfó en los Grandes Premios de Suiza, Bélgica, Francia y España: 11 podios y vuelta rápida en las 7 carreras disputadas, broche de oro… para una legendaria trayectoria.

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