Diario de León

Curvas. Al ‘pico’… y adentro

Las curvas suponen, para muchos conductores, todo un reto de habilidad

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JAVIER F. ZARDÓN

Un placer… y un reto. En la curva hay que entrar con ‘todo hecho’: frenada, reducción de velocidad, ruedas rectas; ‘al pico’… y adentro. Con la vista al fondo, al vértice… y más allá.

Las curvas ofrecen a los conductores la oportunidad de probar su destreza al volante, aunque también pueden representar todo un desafío. En las inercias que provocan las transferencias de peso del vehículo… está la clave, como en ‘dibujar’ la trayectoria más amplia posible y en acelerar a la salida.

¡Que vienen curvas! Para afrontar un trazado revirado —‘la cuerda en un bolsillo’, ya saben—, primero debemos saber cómo es: la anticipación es básica, por lo que es preciso mirar al frente… allá lejos.

También los paneles direccionales nos indican, no sólo el sentido de la marcha, sino también cuánto debemos reducir la marcha respecto a la velocidad de la vía: un panel indica desacelerar entre 15 y 30 por hora, dos entre 30 y 45 y tres más de 45 por hora.

¿Cuándo debemos frenar? Justo antes de entrar en la curva, con las ruedas rectas, porque será así cuando contemos con mayor una estabilidad direccional. También ayudará conducir un coche con suspensión de chasis rebajado (menor distancia libre al suelo), por su menor centro de gravedad y, en consecuencia, por sus mejores condiciones dinámicas y, si contamos con el modo ‘Sport’, dispondremos de suspensión y dirección más rígidas.

En cualquier caso, la velocidad y el frenado deben adaptarse (indefectiblemente) a las condiciones de cada momento; una curva no será igual en un día soleado que con lluvia o hielo, tampoco con niebla o de noche.

Si para minimizar el giro es fundamental aprovechar bien el espacio del carril, ciñéndonos al exterior para ‘dibujar’ la línea más amplia posible; circunstancia que, en las curvas a izquierdas, no aportará mayor visibilidad. Eso sí, a medida que el coche vaya ‘adentrándose’ en la curva, su conductor deberá acomodarse hacia el extremo interno… ¡sin salirse del carril!

A las «diez y diez»… las manos. La posición de la manos, en volante, es fundamental para conducir adecuadamente: a las «10 / 10», por analogía a las manecillas del reloj. Una mala colocación de las manos, nos dificultará ‘negociar’ bien las curvas y cualquier rectificación de la trayectoria: conviene girar el volante de forma progresiva, sin brusquedades, manteniendo una velocidad constante.

Finalizado el giro, con las ruedas de nuevo rectas, acelerar nos ayudará a salir con la máxima estabilidad, y prepararnos para el siguiente giro.

¡Buena ruta!

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