Diario de León

DS. Los diseños… secretos

Bocetos ‘desconocidos’ de Pinin Farina… salen a la luz

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Líneas maestras… tal cual. Flaminio Bertoni, el genial autor de las líneas maestras del Citroën Traction Avant, que ya había ‘dulcificado’ la estética del prototipo TPV, transformándolo en el icónico 2CV, unánimemente considerado como una de las más simpáticas realizaciones del ‘chevron’, comenzó a trabajar en las formas del DS ‘Tiburón’ en 1938… como un rediseño del ‘Pato’ —Traction Avant… ya saben—.

El proyecto acabó tomando una nueva dirección cuando, justo antes del estallido del la II Guerra Mundial, la dirección de Citroën comunicaba a Bertoni que el objetivo ya no era la mejora del Traction, sino el lanzamiento de un nuevo «Coche de Gran Difusión»: VGD —en código de fábrica-… el futuro DS.

Bertoni, liberado de los vínculos del Traction y de acuerdo con el coordinador del proyecto, el ingeniero André Lefebvre, comenzó a ‘esculpir’ (Bertoni era más escultor que diseñador) la imagen del nuevo coche sobre la base de ‘la gota de agua’ que, para Lefebvre, era la forma que adopta el líquido para poder atravesar el aire y, por lo tanto, la más aerodinámica.

Entre 1953 y 1954, Bertoni se inspiró en la fusiforme estructura de los peces hasta crear, un domingo por la mañana, la ‘casi’ definitiva escultura… del futuro DS19.

Eso sí, el coche resultante era demasiado largo: prácticamente 6 metros, excesivo para los estandarizados aparcamientos franceses de la época, lo que obligo al Centro de Diseño a revisar los planteamientos constructivos a escasos meses de la presentación del modelo. Con la rapidez que lo caracterizaba, Flaminio Bertoni acortó en casi un metro el «VGD», reduciendo el voladizo trasero (acercándose así a la idea de Lefevbre de situar las ruedas lo más cerca posible de los cuatro ángulos de la carrocería) y enmascarando el corte con los famosos conos de plástico —o acero inoxidable— que, en la berlina DS, alojaban los intermitentes posteriores.

Siempre insatisfecho con sus propias creaciones, Bertoni llegó a bromear ‘acusando’ al resto de diseñadores de haber «arruinado» el DS… poniéndole ruedas.

A finales de 1963, una mañana de sábado, se esculpía (martillo, plastilina y plexiglás… mediante) el morro completo de un DS; en su ‘estudio’, Bertoni ‘cincelaba’ el capó, los guardabarros y los parachoques hasta crear el célebre morro… del ‘Tiburón’.

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