Laurin&Klement (Skoda). Centenario… de largo

JAVIER FERNÁNDEZ

De 1895… a nuestros días. Infinidad de velas en el 21 para la compañía que ‘pergeñasen’, en diciembre de 1895, ‘Los Václav’… Václav Laurin y Václav Klement; nacía lo que hoy conocemos como «SkodaAuto».

Tras comenzar con la producción de bicicletas, ‘Laurin&Klement’ pasarían a fabricar motocicletas desde 1899 y, desde 1905, los coches que comenzarían a lucir la insignia de Skoda en 1925.

Se cumplen 125 años, poco antes de la Navidad de 1895, desde que el mecánico Václav Laurin y el librero Václav Klement (la pluma siempre ha podido más que la espada) pusiesen la primera piedra de la actual ‘SkodaAuto’… unidos por su pasión por el ciclismo, ofreciendo a sus clientes bicicletas construidas con los mejores materiales disponibles entonces; realizadas, a un precio asequible, en un pequeño taller atendido por tres personas. Sólo un año después… 21 empleados formaban la plantilla —mágicos los dígitos… como ahora—, empeñados en la noble tarea de dar a conocer el nombre de ‘Slavia’ y, por ende, su gama de bicicletas para niños, para señoras, bicicletas ‘tándem’, también de dos ruedas con transmisión por cadena o cardan y hasta triciclos para el transporte de personas y mercancías.

Así, los padres fundadores, ‘Los Václav’, aquellos pioneros, aprovecharon la demanda de ‘movilidad individual’ —¿seguro que se conocía así el término… entonces?— para seguir desarrollando sus principios: el 18 de noviembre de 1899, presentaban las dos primeras motocicletas ‘L&K’, las Slavia A y B (más fácil… imposible), con el motor instalado en la zona inferior del cuadro (estabilidad y fácil manejo), ubicación que acabaría por convertirse en todo un estándar internacional, además de un gran logro del intuitivo ingeniero Laurin… uno de ‘Los Václav’; por mucho que la empresa debiese su rápido crecimiento a la visión, y el talento empresarial, de Klement… el otro de ‘Los Václav’.

Las cualidades de los vehículos de dos ruedas realizados en Mladá Boleslav, muy solicitados en países tan industrializados como Alemania y Gran Bretaña (además de en el mercado local), también confirmarían su éxito en las carreras: Narcis Podsednicek llegaría primero, por un amplio margen, tras cubrir los 1.196 kilómetros en la París-Berlín de 1901, lo que le valdría a la empresa el estatus de ‘leyenda’; aunque el punto culminante lo marcaría la victoria de ua CCR de ‘L&K’ en el campeonato mundial oficioso de Douran —cerca de París—, en junio de 1905.

Precisamente a finales de ese 1905… llegaría el primer automóvil: Lurin & Klement Voiturette A, con motor bicilíndrico de 2.0 litros y hasta 40 por hora de máxima, ligero y maniobrable, ‘vestido’ con el típico diseño de Bohemia que, escasamente un año después, marcaría el camino a un amplio abanico de modelos de dos y cuatro cilindros, incluso al primer ocho cilindros fabricado en Europa: Tipo FF de 1907, lo que convertía a ‘L&K’ en el mayor fabricante automovilístico de Austria-Hungría, exportando a varias docenas de mercados en todos los continentes habitados en ese momento antes, incluso, de la Gran Guerra.

Cumplidas tres décadas desde su fundación, Laurin&Klement ‘brindaba’ (1925) con un potente socio estratégico: Skoda, el grupo de ingeniería con sede en Pilsen, sentando así las bases para una historia de éxito en la compañía… la ‘Flecha Alada’ se convertía en símbolo de velocidad y progreso, con las instalaciones de Mladá Boleslav devenidas en eficaz línea productiva: Popular, Rapid, Favorit y Superb, situaron a Skoda a la cabeza de la producción automovilística en su país de origen a partir de 1936, posición que el fabricante continúa manteniendo hoy. En aquella época, los exigentes viajes de ‘larga distancia’, que atravesaban Europa, Asia, América y África, demostraban la robustez y fiabilidad de los vehículos firmados en Mladá Boleslav.

Nacionalizada al término de la II Guerra Mundial, aún en las difíciles condiciones ‘progresistas’ (¿?) de la ‘economía planificada’, Skoda continuaría con su tradición, ampliando la capacidad productiva en las plantas de Kvasiny y Vrchlabi; a la vez que se desarrollaban, de forma independiente nuevos modelos: el legendario Octavia y el icónico descapotable Felicia en 1959, además de inaugurar (marzo de 1964) una nueva factoría en Mladá Boleslav, que facilitaría un significativo incremento en la producción anual con, entre otros, el lanzamiento del Skoda 1000 MB, la berlina de motor trasero considerada entonces como uno de los más avanzados modelos ‘un litro’ del mundo.

A renglón seguido, el coupé deportivo 110 R (1970) supuso otro punto de inflexión en la trayectoria de Skoda, como su derivado 130 RS, el «Porsche del Este», por los éxitos deportivos atesorados en su categoría en los rallyes de mediados de los 70.

El año de la agitación política mundial (1989), arrancaba para Skoda en clave competitiva: Favorit, presentado un par de años antes en versión ‘Hatchback’: líneas de inspiración italiana y contemporánea disposición mecánica ‘todo delante’ (motor y tracción delantera)… lo que pondría a Skoda en el ‘punto de mira’ del mayor fabricante europeo de automoción: el 16 de abril de 1991, se convertiría en la cuarta marca del Grupo Volkswagen.

Como en 1925, la participación de «un fuerte socio estratégico» propiciaría, de nuevo, un mayor desarrollo de la empresa checa: aumento de calidad, mayor cartera de clientes, modelos superiores y, a más largo plazo, la conquista de segmentos comerciales tan atractivos… como los SUV; por no hablar —que hablamos—, del híbrido enchufable Superb iV o del eléctrico urbanita Citigo e iV; en 2019, Skoda entraba en la incipiente era de la electromovilidad, mientras el estreno —el recién pasado 2020— del Enyaq iV, basado en la plataforma MEB del Grupo VW… marcó un nuevo ‘kilómetro’ —el décimo— en ‘la carretera’ de Skoda; como también su producción en China, Rusia, India, Eslovaquia y Ucrania, factorías que comparten catálogo productivo con las tres plantas checas, más de un centenar de mercados en todo el mundo; como el centenario… de largo.