Diario de León

Lexus. Tacto… ‘Takumi’

Tradiciones en un mundo de innovación tecnológica, con los maestros artesanos ‘Takumi’ como ‘teloneros’ de lujo

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León

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J. F. Z.

Si en cualquier factoría de Lexus la tecnología es su razón de ser, tan importantes como los robots y los láseres, son las habilidades y las técnicas con siglos de historia, que nunca podrían sustituirse por máquinas.

Así que, para conseguir una calidad perfecta, y unos acabados impecables, lo que verdaderamente cuenta es el criterio de la mano, el ojo y el oído humanos: el talento de los artesanos ‘Takumi’, que dedican su vida al desarrollo de unas singulares habilidades, y cuya labor resulta ser definitoria de la calidad que ofrece la marca.

Los ‘Takumi’ tienen, como maestros artesanos, una importancia vital en la historia nipona. Aún hoy, para llegar a la condición de ‘Takumi’, hacen falta años de dedicación, experiencia e información, prestando una meticulosa atención al detalle y, a la vez, adoptando un auténtico compromiso con la excelencia.

En Lexus, cada ‘Takumi’ atesora una treintena de años de experiencia, categoría considerada el «mayor honor» entre los equipos de ingenieros; todo un privilegio, que sólo alcanzan unos pocos de los 7.700 trabajadores de la factoría de Miyata: 19 ‘Takumi’, cada uno de los cuales tiene la responsabilidad de transmitir sus habilidades a la siguiente generación, asegurando que se mantengan los talentos y, a la vez que enseñan a sus colegas humanos, contribuyen también al diseño de mejores robots, aportando una perspectiva crucial en el diseño de procesos automatizados: el movimiento de un brazo robótico para pulverizar pintura, replica el amplio gesto del brazo humano… de un maestro artesano.

Dotados de un legendario sentido del tacto, los ‘Takumi’ aprovechan esa sensibilidad para detectar la más pequeña de las imperfecciones —menos de un milímetro—, una precisión inalcanzable para una máquina.

Aún más… una máquina solamente es capaz de encontrar los defectos para los que esté programada, lo que hacen aún más cruciales los ojos atentos y los habilidosos dedos de un ‘Takumi’.

Motomachi es la casa madre del coupé insignia de Lexus, el LC, donde ocho maestros ‘Takumi’ dirigen los equipos de control de calidad: una vez estampada y soldada la carrocería, un maestro artesano comprueba, por vista y tacto, que todo esté perfectamente alineado; más de 800 comprobaciones, combinando los sentidos humanos con las herramientas electrónicas.

Al final de la línea de montaje, el vehículo, totalmente acabado, entra en una futurista cabina de cristal, llena de luz, para someterse a una detallada inspección de 700 distintos puntos de control, a cargo de dos de los artesanos con más pericia del equipo, capaces de revisar detalles que, ni siquiera los clientes, apreciarían: acabados exteriores e interiores, uniformidad del color y funcionamiento de todos los componentes del vehículo.

En absoluto silencio… porque el oído es otra de las habilidades de los ‘Tukami’, que pueden detectar cualquier sonido anómalo, y determinar su origen.

El último paso antes de que un Lexus salga de fábrica y ‘desembarque’ en el concesionario, es una prueba dinámica en el circuito de pruebas y, también en este caso, el ‘piloto’ es… un ‘Tukami’: tacto, al volante.

Y como ‘firma de la casa’, la parrilla de doble punta de flecha, que ha acabado por convertirse en el rasgo básico de un Lexus. Cada nuevo modelo presenta un patrón específico de malla en su calandra, que potencia el carácter e impacto visual del coche: 6 meses necesitaron los expertos modeladores para ajustar la superficie curvada de cada uno de los 5.000 motivos que forman la parrilla frontal.

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