Diario de León

El líquido… segundo elemento

Plano horizontal. El CX (1974) fue uno de los ‘chevron’ que se beneficiaron de la suspensión hidroneumática ‘visionada’ por Magés. CT

Plano horizontal. El CX (1974) fue uno de los ‘chevron’ que se beneficiaron de la suspensión hidroneumática ‘visionada’ por Magés. CT

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Habida cuenta que no pueden colocarse cuatro globos de gas entre el coche y sus ruedas, hace falta pensar cómo unir los depósitos de gas a los ejes del vehículo. La solución es relativamente simple: usar pistones rellenos de un líquido capaz de comprimir el gas que contiene las esferas que hacen las veces de amortiguadores, evitando que el gas y el líquido se mezclen.

El primer 2CV montaba cuatro esferas —una por rueda— que separan el gas del líquido merced a una membrana de corcho; sólo que… el corcho no resistía la presión, y se rompía al primer bache.

Si algo no faltaba en las carreteras de 1944 eran los baches, con lo que el reto estaba servido: la experiencia de Michelin con la goma, un perfecto aliado de Magès para continuar con su proyecto.

Las prisas del ‘patrón’ Boulanger por presentar el TPV (hecho realidad en 1948) trajeron aparejadas otro sistema inédito: muelles helicoidales y amortiguadores de fricción para interactuar entre la suspensión delantera y trasera, un esquema que caracterizaría a los pequeños de Citroën (2CV, Ami 6, Dyane, Méhari… y sus derivados comerciales), solución que se mantendría, prácticamente sin cambios, hasta el último 2CV (27 de julio de 1990).

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