Diario de León

Maserati MC20. Al Cielo… de ‘Nettuno’

Animado por el motor ‘Nettuno’ que debutó en la versión coupé

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León

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JAVIER F. ZARDÓN

Innovador… por naturaleza. Holístico e inmersivo. MC: Maserati Corse, referido, el ‘20’, al año —2020— en el que arrancó la nueva era del ‘Tridente’; y Cielo, sinónimo de placer de conducir… ‘a cielo abierto’, manteniendo todos los privilegios de la homóloga versión coupé.

Equipado con el revolucionario motor V6 Nettuno, de 3.0 litros biturbo y 630 CV (precámara con bujías dobles, tecnología de Fórmula 1), el Maserati Cielo se convierte en una combinación perfecta entre deportividad y lujo, cortesía de unas especificaciones únicas en su segmento: el innovador techo retráctil… acristalado.

En una suerte de encuentro entre la audacia del ‘Tridente’ y el cielo infinito, el modelo adopta un vanguardista cristal electrocrómicoo, que puede transformarse instantáneamente, con sólo pulsar un botón en la pantalla central, de transparente a opaco, merced a la tecnología PDLC de cristal inteligente («Polymer-Dispersed Liquid Cristal»); un techo que también es, por aislamiento acústico, el mejor de su clase, que sólo necesita 12 segundos para la maniobra de apertura/cierre.

Con solamente 65 kilos más de ‘romana’ que su homólogo Coupé, el Cielo Spyder puede presumir de una excelente relación peso/potencia: 210 CV/litro, fruto del meticuloso trabajo realizado durante las fases de diseño del coche, además de contar con un chasis de fibra de carbono que, a la vez, garantiza una sensacional rigidez torsional.

En su diseño —tan elegante como deportivo— una única concesión a la sorpresa… las puertas ‘mariposa’ que, como el MC20 ‘a secas’, propician un fácil acceso al habitáculo, además de mostrar la cabina de fibra de carbono. Una perspectiva estética que el fabricante personaliza con la tonalidad ‘Aquamarina’ para la carrocería, color ‘Maserati Fouriserie’ que interactúa con la luz: sobre la base de un gris inspirado en las carreras —puro ADN del ‘Tridente’—, se acompaña de una mica aguamarina iridiscente que aviva excepcionalmente la tonalidad.

La filosofía del MC20 Spyder Cielo, se asienta en el icónico convertible que ‘se abrió’ en 1952, el A6G 2000, concebido en el taller Frua: «2000» indicaba el desplazamiento, «A» por el fundador Alfieri, «6» por los cilindros y «G» por ‘ghisa’ (hierro fundido, en italiano). Tres años después, Frua y Zagato —¡nada menos!— firmarían el descapotable A6G 54 Gran Turismo y, en 1957, llegaría el 150 GT Spider (el rojo de la fotografía), derivado del coche de carreras homónimo.

Después, ya saben, el 3500 GT Spyder, firmado por Alfredo Vignale en 1959; los inexcusable ‘vientos’, el Mistral Spyder de 1964, el Ghibli Spyder de 1969 con la firma de Giorgetto Giugiaro; el Biturbo Spyder (Zagato, 1986), Maserati Spyder de 2001, Gran Cabrio de 2009.

Rozando el vértigo se alcanza la genialidad; sólo hay que levantar la vista… y mirar al cielo.

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