Diario de León

Mercedes-Benz. «S» (de Sport)… «K» (de Kompresor)

SSKL «Super-Sport-Kurz-Leicht» (superdeportivo, corto, ligero)

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‘Korto’ y con ‘Kompresor’. La combinación ideal para el triunfo deportivo. Nuestro protagonista, el SSKL ganador, en 1931, de la Mille Miglia, con —nada menos— que Rudolf Caracciola al volante, copilotado por Wilhelm Sebastián. Esta es… su historia.

JAVIER FERNÁNDEZ

Primer piloto… «no italiano». Sorprendente, la victoria, del primer piloto «no italiano» —¡mira que ‘aborrezco’ el negativo sajón…!— en las mágicas Mille Miglia italianas, en su quinta edición de 1931: 1.600 kilómetros Brescia-Roma-Brescia; tanto, tan sorprendente, como que nuestro protagonista, el Mercedes-Benz SSKL (W 06 RS, en clave de fábrica), no era precisamente uno de los favoritos: ‘grandote’ y escasamente ligero, por mucho que su denominación —‘Kurz’, ligero— así lo manifestase.

Sin embargo, la formación de Stuttgart dominó con autoridad la primera parte de la carrera, entre Brescia y Roma (la MM se disputó entre 1927 y 1957, por carreteras abiertas) regresando también más rápido que ninguno de los héroes locales.

Tras 16 horas, 10 minutos y 10 segundos… los germanos cruzaban la línea de meta a una velocidad media de 101,6 por hora; otra hazaña, habida cuenta que nadie antes había conseguido pasar de 100 por hora y, para colmo, Caracciola fue el primer ‘extranjero’ en hacerlo.

En aquella quinta entrega (1931) de las Mille Miglia, la lista de inscritos contaba con 151 participantes, para cubrir una ruta desde Brescia a Parma y Bolonia, y de allí, atravesando los Apeninos —como Marco… ya saben— recalar en Florencia y, luego, de Siena a Roma. El regreso sería vía Perugia y Macerata hasta el mar Adriático y, vía Rimini, Bolonia y Verona… volver a Brescia.

Lo de ‘jugar en casa’ era la mejor baza que esgrimían los equipos italianos, por su conocimiento de la ruta y, eso también, por contar con numerosos puntos de asistencia a lo largo de todo el recorrido: «La ruta estaba prácticamente pavimentada con tenderetes de repuestos», manifestaba entonces el mítico ‘Rennleiter’ Alferd Neubauer, director deportivo de la Estrella Plateada; así que, Caracciola y Sebstian se inscribieron como ‘equipo privado’… como sólo cuatro tenderetes de asistencia en carrera.

En ese momento, aquel coche de carreras se denominaba oficialmente «SSK Modelo 1931», y no sería hasta el año siguiente cuando pasase a denominarse SSKL («Super-Sport-Kurz-Leicht»), convirtiéndose en el cuarto y último modelo de la serie «S»: solamente cuatro unidades exclusivamente dedicadas a las carreras.

Tremendo el esfuerzo del equipo técnico capitaneado por el Dr. Hans Nivel (director de desarrollo de la marca) que, sacando de donde no había, lograron mantener la competitividad de un modelo, ya entonces, tecnológicamente superado: estructura aligerada mediante la «alta tecnología» de… perforar las superficies, con lo que se consiguió reducir en 125 kilos la ‘romana’ de nuestro protagonista que, finalmente, arrojaba en báscula unos ‘contenidos’ 1.352 kilos… todo un logro entonces.

También se reformuló a fondo el 6 cilindros de 7 litros que, merced al compresor ‘Roots’, rendía 300 CV y alcanzaba una punta de 235 por hora.

A las 3 horas y 12 minutos (p.m.) del 12 de abril de 1931, Caracciola y Sebastián tomaban la salida; por delante, las estrechas y reviradas carreteras de montaña, con lo que solamente pudieron rodar ‘a tabla’ en los últimos kilómetros del recorrido.

Así que, el reto —uno más— estaba servido: «Durante dieciséis horas me senté al volante, ‘tronando’ a lo largo y ancho de Italia, tanteando en la noche solamente con el haz de nuestros faros, conduciendo hacia la luz cegadora del amanecer primaveral… durante dieciséis horas, sin tener ni idea de cual era nuestra posición»; así de ‘homérico’ fue el relato de Caracciola al llegar de nuevo a Brescia y ver a ‘Rennleiter’ Neubauer… materialmente bailando de alegría; lo que también constituía todo un récord, dada la ‘envergadura’ de Alfred.

Como tantas veces en la historia del automóvil, la victoria del SSLK Caracciola-Sebastian… quedó para los anales de aquella ‘quinta’ Mille Miglia.

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