Diario de León

Porsche RSR. Un ‘bóxer’… en las carreras

Referencia motorística para el fabricante

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Hecho… para correr. Cuando un Porsche recibe el marchamo RSR, está ‘obligado’ a competir… y a ganar. Durante los últimos 47 años, el ‘nueveonce’ específicamente desarrollado para competición, ha lucido en su zaga estas mágicas siglas… RSR.

En 1973, el pionero 911 Carrera 2.8 RSR, firmó un impecable debut en las 24 Horas de Daytona, con los americanos Hurley Haywood y Meter Gregg firmando la victoria. Esa misma temporada, la versión propulsada por un motor ‘bóxer’ de 3.0 litros, ganó su categoría en las 24 Horas de Le Mans.

Aquellos primeros RSR, con motores de 2.8 litros de 1973, rendían 290 CV y 330 CV los 3.0 litros del año siguiente. Derivados de los motores RS serie, los ingenieros ‘tocaron’ la compresión, el diámetro y la carrera d elos cilindros y, en la arquitectura general del coche de carreras, el radiador de aceite se instaló en el frontal —el enorme rectángulo central—.

Sin embargo, el motor atmosférico de gran cilindrada, continúa siendo el preferido en las actuales carreras de GT. El nuevo 911 RSR (2019) está propulsado por un 6 cilindros de 4.2 litros, el mayor ‘bóxer’ instalado hasta ahora en un 911 oficial de competición

En el nuevo 911 RSR, basado en el 911 GT3 RS homologado para carretera, el motor se ha montado por delante del eje trasero, para conseguir un reparto de pesos más equilibrado. En la configuración de carreras, el más reciente ‘bóxer’ 4.2 litros del RSR rinde 515 CV (limitados por la reglamentación deportiva del WEC y del campeonato IMSA norteamericano) unido a un cambio secuencial de 6 velocidades, extremadamente rápido —en milisegundos— y con levas en el volante.

«En el pasado —afirma el piloto francés Romain Dumas— cuando bajabas de marcha, la maniobra ‘punta/tacón’ era obligatoria: pie izquierdo en el embrague y el derecho sobre el freno y el acelerador a la vez. Era como un baile con, además, la mano derecha sobre la palanca de cambios… todo un desafío».

El «desarrollo ligero», fue uno de los retos de aquellos pioneros RSR de 1973; así que, los ingenieros se pusieron manos a la obra en la integración de varios elementos de seguridad, incluida la ‘jaula’ antivuelco de acero, y de la instalación de un depósito de carburante de 120 litros: 900 kilos de ‘romana’ en el prototipo de competición, con lo que la versión de circuito era tan ligera como el Carrera RS de producción.

Con la utilización de materiales vanguardistas en los años 70… los ingenieros le ganaron la batalla a la báscula: capó delantero, puertas y ventanillas de plástico; así, el primer RSR no solamente era ligero, también corto y esbelto. La última generación, es 50 centímetros más ancha, 40 más larga y una treintena de centímetros más amplia de batalla… ‘Asterix convertido en Obélix’, aunque sin perder un ápice de agilidad y fuerza, más bien al contrario: las numerosas opciones de ajuste cinemático del 911 RSR-19, aseguran la mejor puesta a punto posible para cada circuito; además, la optimizada distribución d pesos, merced a la situación del motor por delante del eje trasero, proporciona notables ventajas dinámicas.

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