Quinto… en concordia

Y no solamente la tracción Quattro ha venido distinguiendo a Audi, también el motor de 5 cilindros ha tenido ‘su’ protagonismo: desarrollado en los años 70, ‘ese’ quinto cilindro buscaba mayor potencia, encontrándola —‘de primeras’— en 1976 con ‘aquel’ Audi 100 (2.1 litros y 136 CV) que, junto con la inyección electrónica, abriría caminos.

Aquellos impares ‘cinco agujeros’, funcionando en orden «1-2-4-5-3», tienen continuación en el RS3 2.5 TFSI de 400 CV (50,7 metros/kilo de par), que puede presumir de 3,8 segundos en el ‘sprint’ de cero a cien y también hacerlo —‘sacar pecho’— de vuelta rápida para coches compactos en el ‘Infierno Verde’ sobre el trazado de Nürburgring; eso, por no hablar del inolvidable verano de 1987, cuando Walter Röhlr imponía los 590 CV del S1 en la subida estadounidense de Pikes Peak con un legendario crono: 10:47,850 minutos.

Cinco cilindros y tracción Quattro, una epopéyica historia que Audi también escribiría en el Rallye de Montecarlo —Col de Turini… claro— y en el San Remo.