Diario de León

Un poco de historia de la automoción

Skoda. Un triciclo… y Le Mans

En 1905 el triciclo LW alcanzaba hasta 40 por hora. En 1957, el biplaza 110 OHC, a 200… soñaba con Le Mans. Laurin & Klement, hoy Skoda, han ‘escondido’ —desveladas en el tiempo— realizaciones tan sugestivas… como la propia ensoñación del automóvil

‘Muy’ al estilo de los 50: volante de tres radios con aro de madera, que podía retirarse para facilitar el acceso al puesto de conducción.

‘Muy’ al estilo de los 50: volante de tres radios con aro de madera, que podía retirarse para facilitar el acceso al puesto de conducción.

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Tres… ruedas. Tan antiguos como el automóvil, los vehículos de tres ruedas forman parte de la historia de la automoción. Como ‘aquel’ LW, un práctico vehículo de transporte ligero —160 kilos de ‘romana’—, con el conductor sentado en un sillín de motocicleta situado sobre el eje trasero, mirando por encima de las cabezas de los pasajeros o el techo de la caja de carga, que podía transportar hasta 200 kilos.

Skoda, con 120 años de historia, arrancó su trayectoria productiva de la mano de dos jóvenes ‘visionarios’: el mecánico Václav Laurin y el librero Václav Klement quienes, desde su pequeño taller de bicicletas en Mladá Boleslav (1895), lanzaron la marca de bicicletas ‘Slavia’ y, a renglón seguido (1899) sus primeras motocicletas monocilíndricas.

En 1903, el motor bicilíndrico en «V» fue uno de los primeros que se fabricaron en serie en todo el mundo, patentado un año después en Alemania como ‘Germania’.

La llegada de los vehículos de tres ruedas, basados en la motocicleta LW, popularizaría la refrigeración por agua en las —entonces— modernas motorizaciones frente a la refrigeración por aire: los asientos de los pasajeros o el compartimento de carga, situados por encima del eje frontal, restringían el suministro de aire para la refrigeración de los motores que animaban los vehículos de tres ruedas.

El gran obstáculo en el paso de la motocicleta al LW de tres ruedas, era el arranque, entonces por ‘empuje’, que simplificaba la palanca de descompresión: mantenía abierta la válvula de escape, reducción la contrapresión del cilindro cuando el motor estaba en movimiento; cuando se liberaba el motor, éste acumulaba la compresión necesaria… y arrancaba. También la palanca de descompresión podía usarse para apagar el motor y, en posición intermedia, la palanca permitía reducir la velocidad del motor durante unos instantes, sin necesidad de ajustar el carburador.

Con todo, la palanca de descompresión tampoco bastaba para mover motocicletas más grandes y pesadas, con sidecares, remolques y coches de pasajeros; así que, el equipo de diseño capitaneado por Václav Laurin desarrolló una caja de cambios de 2 velocidades, lo que permitía arrancar el vehículo fácilmente.

En 1908, los LW de tres ruedas ya habían tomado carta de naturaleza en infinidad de mercados: motor monocilíndrico de 780 centímetros cúbicos y 5 CV, armazón tubular rígido a modo de chasis, y eje frontal (1,15 metros de ancho de vía) suspendido de dos ballestas semielípticas; la distancia entre ejes alcanzaba 1,65 metros, y la trasera de tracción trasera era fija, con el freno actuando sobre ella.

Podía alojar dos pasajeros sentados en una banqueta doble revestida de cuero, perfectamente protegida de salpicaduras y polvo mediante una lámina metálica; incluso era posible atar el equipaje al armazón tubular que servía de cubierta.

Laurin & Klement mantuvieron el triciclo LW en catálogo desde 1905 a 1911. Hoy, que se sepa, sólo quedan tres ejemplares ‘supervivientes’, y un motor separado, uno de ellos cedido por el Museo Técnico Nacional de Praga al Museo de Skoda en Mladá Boleslav.

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