Diario de León

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León

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La primera aplicación de la suspensión hidroneumática, que acabaría imponiendo Citroën en sus grandes berlinas, data de 1954 con el lanzamiento del Traction Avant ‘El Pato’ 15 Six H («H» por hidroneumático), una solución híbrida (‘no enchufable’, perdón… no he podido resistirme) entre la suspensión delantera tradicional y la hidronemática autonivelante del eje posterior donde, precisamente, el coche eliminaba la diferencia de altura producida por la carga… ¡gran éxito de crítica y público! Tanto la prensa especializada de la época, como los clientes, se deshicieron en elogios hacia la nueva suspensión, que absorbía eficazmente las irregularidades, manteniendo el coche en un plano horizontal independientemente de su carga.

Un año después (1955), sería el icónico DS 19 ‘Tiburón’ el modelo que adoptase esta suspensión, generalizada a partir de 1970 en infinidad de ‘chevron’: GS, SM, CX, GSA, BX, XM, Xantia, C5 y C6.

En 1999, a los 92 años de edad, fallecía Paul Magés, dejando como incuestionable legado otras maravillas tecnológicas: la dirección ‘Di.Ra.Vi.’, implantada en los Sm y CX, además de en las versiones V6 del buque insignia XM; y eso, en una época en la que la electrónica «ni estaba ni se la esperaba», cuando el único límite… era la fantasía, y a Paul Magés… le sobraba, como la constancia y la firmeza en sus convicciones.

En un época —la actual— de robotización galopante, de virtualidad ensayística, cuando la digitalización deja escaso espacio a la imaginación, cuando los teclados sustituyen —cada vez más— a la práctica, conviene echar la vista atrás, rindiendo culto a ‘La Magia’… de Magés. ¡Loor et gloriam a los visionarios!

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