Diario de León

España: una selección de extremos pero con poco gol

La selección española continúa preparando su debut frente a Costa Rica, que tendrá lugar este próximo miércoles. JUANJO MARTIN

La selección española continúa preparando su debut frente a Costa Rica, que tendrá lugar este próximo miércoles. JUANJO MARTIN

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Que a Luis Enrique le gustan los futbolistas de banda es una evidencia desde que ofreció su primera lista como seleccionador. El Mundial de Catar, sin embargo, ha dejado claro que su predilección por los interiores va mucho más allá, hasta convertirlos en uno de los leitmotiv del proyecto que empezó a construir hace cuatro años. Es su España una selección de extremos, jugadores a priori cortados por el mismo patrón pero que según el entrenador asturiano ofrecen cosas diferentes. Misma materia prima, diferente cocinado.

De los ocho internacionales que conforman el ataque de La Roja, siete viven pegados a la cal: Ferran Torres, Nico Williams, Yéremy Pino, Marco Asensio, Pablo Sarabia, Dani Olmo y Ansu Fati. Solo el octavo pasajero, Álvaro Morata, es un delantero centro puro. Cuando el punta del Atlético no esté, alguno de los mencionados hará de ‘falso 9’, pero no todos valen para ese papel.

La versatilidad se ha convertido en una búsqueda incesante del técnico gijonés, convencido de que la eventual rigidez en las líneas resta variedad al juego y por tanto acaba empobreciéndolo. Esta máxima parece entrar en contradicción con el ‘overbooking’ en los costados en la gran cita de Doha, pero según el criterio de quien ha apostado por ellos son capaces de asumir otros roles, de reconvertirse si el guion de un partido así lo aconseja. Asensio y Olmo son serios candidatos a ejercer de ariete ‘virtual’ -el futbolista del Leipzig ya lo hizo en la pasada Eurocopa en el choque ante Italia y su rendimiento fue extraordinario en esa posición-. También se podrían mover por esa zona Ferran Torres y Sarabia. No así Yéremy y Nico, llamados a abrirse a las bandas, cuanto más mejor. Ansu Fati, por su parte, tiene el terreno más despejado e incluso podría transformarse en nueve real si hiciera falta.

El debut de España en Catar está a la vuelta de la esquina -el miércoles frente a Costa Rica a las cinco de la tarde, hora española- y, aunque hacer pronósticos resulta un ejercicio muy osado cuando es Luis Enrique quien gestiona un banquillo, Ferran Torres y Sarabia se postulan como los interiores con más posibilidades de ser de la partida en el Al Thumama Stadium. Dani Olmo ha estado parado bastante tiempo por una lesión, y Asensio y Ansu Fati entraron en la lista en la foto finish -aunque ambos completaron un excente partido frente a Jordania con una conexión eléctrica-. Yéremy Pino ha estado siempre en el alero y Nico Williams ha funcionado hasta la fecha como un revulsivo; ante Suiza para liderar el arreón final en busca de empate, ante Portugal para dar la asistencia a Morata y en Amán para despertar al resto de la siesta.

Lo cierto es que seleccionador tiene un porcentaje considerable de acierto al elegir a sus hombres de banda, como se ha demostrado por ejemplo con el jugador del Athletic. Las consignas son claras. Mirar siempre hacia delante, combinar entradas por el exterior y por dentro para desorientar a sus marcadores y moverse casi pegados a la línea con el objetivo de que los centrocampistas tengan espacio para la creación. Como colofón, que no duden en mirar la portería. La falta de gol es uno de los males endémicos de La Roja y el preparador asturiano quiere que los extremos sean osados y que no se limiten a meter buenos envíos al área o a buscar pases filtrados. Deben convertirse en el complemento ideal del centro del campo, los que se ofrezcan cuando los compañeros de la medular necesiten quitarse la presión y los que lideren el ataque cuando haya una recuperación de balón cerca del área.

De hecho, esta última es una de las principales razones por las que el técnico se ha decantado de momento por Torres y Sarabia a escasas fechas del debut de España en la capital catarí. Los considera muy completos porque ambos están capacitados para trabajar con o sin balón, una doble tarea que obliga a un derroche físico muy importante. Es decir, que se prodigan en tareas defensivas dificultando las salidas de los adversarios y cerrando las bandas cuando los laterales pretenden progresar. Una de las grandes sorpresas tácticas de Luis Enrique desde que cogió las riendas de la selección tuvo como protagonista a Olmo y se produjo en la Eurocopa multisedes de la pandemia, ante Italia. El entrenador le pidió que cayera hacia el centro cerca de la medular y el futbolista de Tarrasa descolocó por completo a sus rivales. El catalán ejemplificó la polivalencia que persigue Luis Enrique.

¿Morata sí o no?

Álvaro Morata es el sexto máximo goleador de la historia de la selección española y entre los diez mejores arietes de La Roja solo Alfredo Di Stéfano, David Villa y Fernando Morientes presumen de un promedio realizador superior. Son datos que hablan por sí mismos de la trascendencia para España que el atacante madrileño ha tenido en los últimos años. Sin embargo, pocos futbolistas se han enfrentado a un nivel de crítica tan alto y en ocasiones tan furibundo como él, y eso acaba por forjar una coraza.

La Eurocopa del verano de 2021 fue para este jugador una auténtica prueba de fuego. Desde aquel torneo de buen recuerdo para la selección ya no es el mismo. Sufrió el escarnio de su propia afición, lo más doloroso que puede experimentar un deportista, pero se sobrepuso a todo para acabar firmando tres goles y erigirse en la principal referencia ofensiva de una selección que se quedó a una tanda de penaltis de la gran final, un premio con el que casi nadie contaba.

Insultos en La Cartuja

Aquellos insultos en el estadio de La Cartuja a su esposa, la influencer italiana Alice Campello, y a sus tres hijos superaron con mucho lo admisible. Para seguir adelante y abstraerse de todo lo que estaba ocurriendo a su alrededor Morata se apoyó en su entorno más cercano y en el respaldo psicológico que en su momento le hizo dar un paso adelante. Su historia sirve para visibilizar algo que era un tabú hasta hace no tanto y poco a poco comienza a normalizarse: también los deportistas de elite necesitan en ocasiones ayuda con la gestión de las emociones.

A aquel jugador formado en las categorías inferiores del Atlético y terminado de perfilar en la fábrica del Real Madrid en Valdebebas le ha costado encontrar su lugar en el mundo. Siempre a caballo entre dos mundos, visto bajo sospecha por unos y otros, lo más parecido a la felicidad futbolística para Morata fue su experiencia en la Juventus. En la ‘Vecchia signora’ encontró un ecosistema deportivo adecuado, que le llevó a dar el salto de calidad tras su debut con el primer equipo del Madrid, y de Turín regresó maduro, para hacer un gran papel como miembro de aquella unidad B de Zidane que permitió al Madrid conquistar el doblete Champions-Liga de la temporada 2016-17, el primero del club en casi medio siglo.

Luego llegaría un faraónico traspaso al Chelsea, una etapa de claroscuros en Londres y el fichaje por el Atlético que defendió en su adolescencia, con un retorno como cedido a la Juventus antes de regresar esta campaña al Metropolitano. Otra vez bajo la lupa de la afición colchonera, que poco a poco va pasando por alto las idas y venidas de un futbolista que maduró a base de golpes. Como Raúl, su ídolo de la infancia, cambió la camiseta rojiblanca colchonera por la blanca madridista, aunque su camino por el fútbol ha resultado más tortuoso.

Raúl, su gran referencia Desde temprana edad se debatió entre los dos grandes de la capital, que pronto llamaron a su puerta para incorporarlo a sus prestigiosas categorías inferiores. Fue un niño dedicado en cuerpo y alma al fútbol desde muy pronto y educado en un entorno de tranquilidad propiciado por sus padres, Alfonso y Susana. En la Fundación Real Madrid se hizo futbolista y tuvo acceso a mitos blancos como Raúl, su gran referente, y Morientes, pero el espíritu rojiblanco heredado de su abuelo Ignacio nunca lo perdió.

Así le veo Juande Ramos (Entrenador) «Con Luis Enrique ha tenido un rendimiento altísimo, con un promedio de goles por minuto que le permite partir como el delantero centro titular. De él va a depender mucho el éxito de la selección, por su capacidad rematadora y también por su notable trabajo para el equipo, como ocurre en la presión».

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