Diario de León

La costurera de los Reyes Magos. El regalo de León a Sus Majestades de Oriente

Es la costurera de Gaspar, Melchor y Baltasar, que se llevan de León bordados en hilo de oro los nombres de los 211 municipios de la provincia

Mónica Rodríguez Suárez, la costurera de los Reyes Magos. DL

Mónica Rodríguez Suárez, la costurera de los Reyes Magos. DL

León

Creado:

Actualizado:

Es el regalo de León a los Reyes Magos. Melchor, Gaspar y Baltasar estrenaron el 5 de enero del año pasado trajes nuevos. Los confeccionó Mónica Rodríguez Suárez, la costurera de los Magos de Oriente. Ganó un concurso del Ayuntamiento y se ha convertido en sastra real. Un privilegio, dice.

Mónica Rodríguez Suárez, Mónica De Trapío —que es como se llama su taller de moda y alta costura cofrade— cree que en Navidad siempre ocurren cosas mágicas. A ella le ha pasado. Se convirtió en 2022 en la modista de los Magos de Oriente.

El 5 de enero, cuando lleguen con su caravana, llevarán de nuevo esos trajes para la Cabalgata de Reyes, y con ellos repartirán de noche los juguetes a los niños leoneses. Luego se los llevarán de vuelta a sus países, atravesando el desierto, rumbo de nuevo a Oriente.

Todo un reto vestir a los Reyes Magos. Así que Mónica De Trapío se sumergió en textos antiguos buscando referencias históricas, desde la Biblia a los testamento apócrifos, desde libros de historia a obras de arte. Buceó en textos del siglo XII y se recorrió museos hasta encontrar la esencia.

Quería que los Reyes Magos se llevaran algo de León, por eso pensó que nada mejor que grabarles en sus túnicas los nombres de los 211 municipios de la provincia. En hilo de oro. Valiosos. Indestructibles. Para que nunca se olvidaran de León.

Quería que los Reyes Magos se llevaran algo de León, por eso pensó que nada mejor que bordar en hilo de oro en sus túnicas los nombres de los 211 municipios de la provincia

Quería ser fiel a la historia y también a su tierra. Así que buscó un punto de unión. Lo encontró en la Catedral de León. ¿Algo más universal y a la vez más de aquí que el templo gótico consagrado a Santa María? Fue su estrella. Como la que guió a los Reyes Magos hasta Belén en busca de aquel niño que había nacido en un pesebre para ser Dios, hijo de Dios y mesías de las doce tribus de Israel ante el que se postraron, dicen, hace dos mil veintidós años, unos sabios, eruditos, astrónomos siguiendo la estela de una señal en el cielo, quizá un cometa, quizá una extraña conjunción de planetas, de Júpiter y Saturno.

También Mónica Rodríguez ‘De Trapío’ tuvo que mirar alto. A las vidrieras, al altar mayor de la Catedral de León. Esa fue su cátedra. Porque allí estaba todo contado, desde hace siglos.

Así que se adentró en el templo gótico y en su museo para estudiar colores, capas, coronas, gestos. Para encontrar la razón en el santuario de las creencias. Y ahí estaban, sobre tablas, sobre vitrales, lo que ella buscaba: los tres Reyes Magos.

Los cubrezapatos de los Reyes Magos. Tejidos gruesos para Melchor, inspiración en las mil y una noches para Gaspar y una recreación de unas sandalias doradas para Baltasar. Mónica Rodríguez Suárez no ha dejado nada al azar. A la izquierda, la túnica del rey Melchor, que lleva bordados los nombres de los municipios de valles y riberas de la provincia de León. FERNANDO OTERO

Melchor, que representa la sabiduría de la madurez, Europa, la estirpe de los viejos reyes romanos. Siempre vestido de rojo en las dos vidrieras de la Catedral, en la capilla de las Virgen Blanca y en otra más oculta, en la pintura de la Sala de la Escalera del Museo de la Catedral, en la Sala de la Muralla, en la del Tesoro, hasta en la puerta de San Juan, aunque ahí estuviera en piedra, ahora sin policromar, que hay cosas que barre el tiempo.

Así que Melchor llevará este 5 de enero, y los que vendrán, una capa roja de terciopelo con mangas, como el rey mago del altar mayor de la Catedral, como si de un emperador romano se tratara, con una túnica color oro, con los nombres bordados de los valles y riberas de la provincia de León, con una camisa de lino a la usanza de la ropa interior que llevaban en tiempos de Roma, una capelina de lana pura de merina, una corona de rey casi réplica de las que lleva en las pinturas del templo gótico —que allí no coronan su testa sino que está posada en el suelo porque no hay más rey que Dios— un cinturón metálico con la cabeza de un león y los atributos de mago de Oriente, sabio entre sabios, perpetuador del conocimiento, una vestimenta para hacer grande la grandiosidad de malkî-ôr, el rey de la luz, el portador del oro, el metal de loa soberanos, de los príncipes en la Tierra.

Todo tejido en telas gruesas para dejar constancia de su origen europeo, un continente de frío. Y unos cubrezapatos con hebilla, porque si hay un elemento en donde los Reyes Magos se desvelan, se descubren, se destapan, es en sus zapatos. Por eso Mónica Rodríguez no dejó nada al azar para poner a salvo, siempre, la magia.

En la catedral

A Gaspar también se lo encontró en el Museo de la Catedral. Allí estaba, representando Asia, el conocimiento de la otra parte del mundo conocido, la sabiduría de civilizaciones antiguas, el persa Kansbar, el ‘administrador del tesoro’, el que portaba incienso, el preparado de resinas aromáticas vegetales para purificar espacios y almas.

Por eso lo ha vestido de telas que representan las sedas de la india, brocados de China, hilaturas de oro, como un aladín del saber, de verde y oro, con su capa con aberturas, los bombachos, la túnica corta con botones como se hacen los de los trajes regionales, con hilo de dalia y coronados con una perla, los nombres de los pueblos de las montañas leonesas bordados, una sobrecapa imitando armiño sujeta con aplicaciones metálicas con la figura de un león en marcha, que en vez de ser rampante es pasante —el símbolo del Viejo Reino de León, el emblema heráldico más antiguo de Europa, más que el escudo de Inglaterra de Ricardo Corazón de León—, con sus zapatos de los cuentos de las mil y una noches y con la corona de base metálica y trenzado de lana que es fiel a la representación el cuadro de la Sala de la Muralla del Museo de la Catedral de León.

Le quedaba Baltasar, África, el rey negro, Bel-Sar-Utsor, el que llamaron ‘Dios protege al Rey’, el portador de la mirra, la resinosa aromática con propiedades medicinales para sanar los cuerpos, anestésico, antiséptico y cicatrizante con el que, en la antigüedad, dicen, se ungía el cordón umbilical de los recién nacidos.

Mónica De Trapío pensó que a Baltasar le gustaría vestirse como los príncipes de su estirpe, con collares de cuentas, piedras y huesos, con telas de dibujos geométricos, la base de la lógica, del conocimiento matemático, con una toga envolviendo todo su cuerpo en donde llevará para siempre bordados los nombres de páramos y llanuras leonesas, ataviado de azul, con un turbante de gasa adornado de abalorios, cuentas y bolitas unidos a la leonesa y con sus zapatos de oro que simulan el efecto de sandalias, que en León en enero hace frío.

Todo León va en esos trajes. En los símbolos, en los nombres bordados, en todos los detalles. Todo de León, todo hecho o comprado en León. Porque la costurera de los Reyes Magos, como ellos, cree en el don de la generosidad, en el poder de lo que se comparte. Por eso, hasta los hilos, corchetes o alfileres son ‘made in León’. Todo. Adquirido en almacenes de telas, en mercerías, en los talleres de los artesanos del metal, la lana y los abalorios de la provincia...

«Somos un gran equipo», explicó en su momento Mónica Rodríguez, sin disimular un punto de emoción. «Se volcaron con la idea. Eva de Almacenes San Froilán, Beatriz González y Rosa María Sánchez en el Museo de la Catedral de León, los artesanos del Val de San Lorenzo, Alberto de madeinslow.com, Juan Antonio, Roberto y Sergio del Centro de Oficios y Artes Plásticas, Mario y Belinda, expertos artesanos en cuero y metal para cinturones, broches y coronas, Mercedes con sus botones de los trajes regionales de la provincia...».

Y luego, detrás de ella, a las agujas, su «equipo favorito», dice: Las Damas Salesianas y alumnos participantes en el proyecto Juan Soñador.

«Tenía que ser así. Un empuje para aquellos que necesitan salir adelante y para quienes dan respuestas educativas a la juventud más vulnerable para fomentar su entrada en el mercado laboral», explica.

Mónica Rodríguez Suárez, la encargada del proyecto de confeccionar los trajes nuevos de los tres Reyes Magos, se inspiro en las representaciones artísticas de la Catedral

De esfuerzo sabe mucho esta leonesa a la que una enfermedad le cambio para siempre la vida. Filóloga inglesa, un diagnóstico que tardó cinco años en llegar le obligó a replantearse toda su vida. Y ahí empezó su lucha por la supervivencia y también por el diseño, la moda y la confección, de esa nueva vida en un taller en las casas bajas del Ejido, donde trabaja en su taller ‘De Trapío’ de la calle Santo Tirso 39.

Esta ofrenda que la Concejalía de Cultura y del Ayuntamiento de León hacen a los Reyes Magos es también para ella un gran regalo repartir ilusión, mantener la fe hasta en los imposibles, creer que es posible que ocurran cosas mágicas, dejar en su hijos Sergio y Lola la herencia de una antigua tradición, rendir un homenaje a su madre, que le enseñó a hilvanar y a quitar los hilvanes.

Ser la costurera de los Reyes Magos es su misión. Es la magia de la Navidad.

El cinturón de Melchor, con un detalle de un león, el broche que cierra la capa de Gaspar, hecho de cuero con dos figuras de metal ensambladas con la figura de leones, abalorios en el turbante de Baltasar. Arriba,los trajes nuevos de los tres Reyes Magos, el regalo que les hace León.  FERNANDO OTERO

tracking