Laguna de Negrillos
Arrepentido ante el Santísimo
■ Miles de personas acuden a la procesión del Corpus, vestigio vivo de los orígenes del teatro español.
■ El popular personaje de San Sebastián volvió a recorrer con paso lento y firme las calles de Laguna de Negrillos acompañado por el cortejo de apóstoles, danzantes y otras imágenes en una mañana marcada por el intenso calor
El San Sebastián abandona el templo parroquial.
Laguna de Negrillos volvió a vivir a mediodía de ayer uno de sus eventos más representativos y populares, la procesión del Corpus Christi, declarada de interés turístico regional. Como cada año, miles de personas se agolparon a los lados de las calles para ver en directo el paso de la comitiva en una mañana marcada por el intenso calor.
La representación es un auto sacramental cuyo origen se sitúa en el nacimiento del teatro español hacia los siglos XVI o XVII, siendo organizada desde 1648 por la Cofradía del Señor Sacramentado.
De entre todos los personajes, destaca el de San Sebastián, auténtico protagonista. Se trata de un centurión romano vestido de manera anacrónica al estilo de un capitán de la época napoleónica con casaca militar negra con cuello y puños rojos. Lleva un mantón de Manila, calcetines blancos altos con borlas y zapatos de tacón negro. Sobre la cabeza un gorro. El rostro va oculto bajo una careta. A un lado porta un espadín y con el brazo extendido sujeta una saeta.
Según manda la tradición, a las once y media de la mañana se da una señal desde la iglesia de San Juan para que se reúnan los hermanos que tienen que aparecer. A las doce llega San Sebastián con la danza y pregunta por el Señor. Reta desafiante. Dicen que el día antes, el Señor ha estado en su casa y San Sebastián va en su busca. Al llegar a la puerta de la iglesia pregunta por él y le dicen que «está reunido en el coro con los apóstoles». Ahí comienza la representación ante el público. En la bajada de San Sebastián del coro ente una iglesia abarrotada. Y de allí a la calle para realizar el largo recorrido que le separa de la ermita del Arrabal. Lo hace con la cara tapada, negando la fe cristiana. Es peculiar su lento paso a ritmo marcial, un taconeo que llega a romper los zapatos.
Le acompaña una corte de apóstoles, imágenes y el grupo de danzas.
En su itinerario realiza varias paradas, entre las que destaca la que hace en la plaza Calvo Sotelo donde ejecuta una espectacular reverencia ante un pequeño altar, muy aplaudida por el público.
En la ermita del Arrabal el personaje se inclina ante la imagen de la imagen de la Virgen. Allí se celebra la eucaristía y al terminar San Sebastián regresa a la iglesia de San Juan donde tiene lugar el acto de arrepentimiento descubriendo su cara ante el Santísimo. Tras ello, con paso ligero, se va.
Este año el personaje de San Sebastián fue interpretado por el joven de la localidad Alberto Cachón San Juan, para lo que, como siempre, estuvo preparándose durante las últimas semanas ya que exige un gran esfuerzo físico.
