Asaja alerta de pérdidas millonarias en los nuevos contratos con Azucarera

La organización agraria Asaja de Castilla y León alertó ayer a los cultivadores de remolacha de la «letra pequeña» de los contratos de la campaña 2021-2022 con la compañía AB Azucarera y estimó en cerca de un millón de euros la pérdida que les supondrá a los agricultores.

Asaja indicó en un comunicado de prensa enviado a los medios que ahora «no hay ningún acuerdo marco con las organizaciones agrarias, la compañía ha elaborado unilateralmente» los contratos de compraventa de remolacha para las siembras de la próxima campaña 2021-2022».

En ellos, la industria, que cuenta con fábricas de molturación en Toro (Zamora), La Bañeza (León) y Miranda de Ebro (Burgos), aplica una «rebaja sustancial» del precio de la remolacha al eliminar toda referencia a la escala de conversión utilizada históricamente, que mejoraba el precio en función de la calidad del producto para primar la remolacha con mayor cantidad de azúcar sobre la estándar o tipo.

A partir de la próxima campaña, Azucarera apostará por «la transformación de la calidad de azúcar en cantidad», al pagar todas las toneladas estándar al mismo precio, según ha advertido la organización agraria.

Asaja estima que ese cambio reducirá de media un tres por ciento los ingresos percibidos por el agricultor y en algunos casos puede suponer hasta un seis por ciento, para aquellos remolacheros que tengan 19 grados de riqueza.

En cifras globales, ese recorte significaría, en una campaña como la del año pasado, que el sector recibiría cerca de un millón de euros menos, unas pérdidas que hay que sumar al «continuo recorte de precios» que soportan desde hace algunas campañas los remolacheros de Azucarera.

Sin negociación previa

El nuevo contrato, que no ha sido negociado entres las dos partes, ejemplifica a juicio de Asaja, el modo de proceder de AB Azucarera de los últimos tiempos y supone que la compañía se ha saltado el sistema de negociación con acuerdos marcos interprofesionales vigente durante décadas.

Asaja lamenta que la compañía haya actuado «con una total falta de transparencia» en perjuicio de los remolacheros de la comunidad.

Para la organización agraria, la factoría «abusa de su posición de fuerza sobre un cultivador que en algunos casos aún no es consciente de la letra pequeña del contrato que asumirá la próxima campaña», por lo que les pide públicamente de todas las cláusulas que figuran en el escrito antes de firmar.

Lamenta que el agricultor se llevará «el susto de la letra pequeña» cuando llegue el momento de cobrar la producción.