Diario de León

Villaestrigo del Páramo

La búsqueda del pendón saca a la luz dos templos

Una investigación certifica la existencia, hace al menos cuatro siglos, de la enseña concejil y de las ermitas de La Vera Cruz y San Gregorio

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León

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Los libros de fábrica o de cuentas de las parroquias, aquellos en los que los curas o administradores apuntaban los gastos e ingresos, siguen aportando datos y descubrimientos sorprendentes. Es el caso de los de la localidad de Villaestrigo del Páramo. El encargo de la presidenta de la junta vecinal, María Nieves Fernández, y el afán investigador de Javier Benéitez, no sólo han certificado que el pueblo tuvo pendón hace más de 400 años, sino que además ha sacado a la luz la existencia de dos ermitas, hoy desaparecidas: la de la Vera Cruz (de la que algunos vecinos habían oído hablar) y la de San Gregorio (de la que nadie tenía la más mínima referencia).

La localidad de Villaestrigo del Páramo pertenece al Ayuntamiento de Zotes del Páramo y existen noticias documentadas de su existencia desde el siglo X. Su actual iglesia fue construida en 1894, tal como quedó escrito sobre un empredrado en el portal de acceso. En la década de 1960 sufrió una gran reforma, momento en el que el pendón ya se encontraba en estado de ruina enrollado sobre la vara y colgado en una pared del templo. Comenzadas las obras, se trasladó a la desaparecida Casa Villa, donde el la desidia y el paso del tiempo hicieron que desapareciera sin dejar rastro.

La parroquia hoy pertenece a la diócesis de León, aunque hubo tiempo que dependía de la de Astorga.

Consultados por Benéitez los libros de fábrica en el Archivo Histórico Diocesano de León, las primeras referencias al pendón aparecen en el Libro de Cuentas que se inicia en 1612. En el inventario de bienes de la iglesia de 1615, el apartado de ‘ornamentos’ dice: «Un pendón colorado de tafetán». Pues ya está. Hace, al menos, 406 años ya había pendón concejil en Villaestrigo del Páramo y, en aquel momento, era de color rojo.

De arriba a abajo, imagen de San Gregorio; un día festivo con la iglesia antes de su reforma en los años 60, y caja de la cofradía del Cristo de la Vera Cruz. MEDINA / BENÉITEZ

Las referencias se suceden en inventarios de años sucesivos. En 1646, en el apartado de ‘Ornamentos y seda’ se afirma: «Un pendón nuevo de Damasco Carmesí y Dorado». En otro de 1652 nombra «Un pendón Nuevo de Damasco Colorado y Pajizo Nuevo». En el de 1673 dice: «Un pendón Dorado y Colorado». En 1683 «Un pendón de Damasco Encarnado con sus Borlas de Seda». En 1737, aparece «Un pendón de Damasco Encarnado» y «una Cruz de latón en el pendón». (...) En 1882 habla de «Un pendón Bueno de Damasco Carmesí, otro Pendón Pequeño y Viejo, un estandarte Blanco y Roto». La última referencia aparece en el inventario de la iglesia de San Pedro Apóstol de Villaestrigo donde habla de «un pendón de Damasco Encarnado Muy Viejo» y de «una funda de pendón».

Pero como en otras muchas ocasiones, en la búsqueda del pendón, al escudriñar los documentos de los Libros de Fábrica de las iglesias, Benéitez, se ha encontrado con otros descubrimientos. En este caso con la existencia de dos ermitas: la de San Gregorio ( de la que nadie había oído hablar) y la de la Vera Cruz.

En su trabajo, Benéitez logra documentar por primera vez la existencia de la ermita de San Gregorio el 16 de noviembre de 1640, donde en las cuentas de ese año un apunte en el apartado ‘descargo’ señala: «más da por descargo 20 reales que dio a un oficial que retejó la ermita de San Gregorio».

En la visita pastoral que realiza el obispo de Astorga en los años 1652 y 16873, se puede leer textualmente: «1652: Visitó las cofradías y Ermita de la Cruz y los Santos Mártires que hay en dicho lugar; y la cofradía de Nuestra Señora del Rosario de dicho lugar». Y «1683: visitó las cofradías de La Cruz sita en su ermita, la de Nuestra Señora. Visitó las ermitas de La Cruz y de San Gregorio». Aquí están, pues, nuestras dos ermitas perfectamente documentadas.

Y en años posteriores continúan las referencias a ambas ermitas en visitas pastorales, en la mayoría de los casos para ordenar arreglos y reparaciones, sustituciones de imágenes de santos y otras órdenes de las autoridades eclesiásticas. También apareció documentación en el Libro de Cuentas de la Cofradía de La Cruz de Villaestrigo 1732, aunque da comienzo en 1729.

Varios vecinos contaron a Benéitez haber oído hablar de la ermita de Cruz, que sitúan en el camino a Laguna de Negrillos. No pasa lo mismo con la de San Gregorio, que nadie había oído nombrar. «Hay quien la sitúa junto al cementerio, en lo que sería la actual torre de tierra que se mantiene en pie con una cruz en lo alto, pero no es así. Los documentos que aquí se han reseñado (y las conversaciones con varios vecinos) nos dicen que esa torre de tierra pertenece a la antigua iglesia de San Pedro Apóstol, que tuvo esa ubicación antes de ser construida la nueva en 1894 donde hoy podemos contemplarla», afirma Benéitez.

En cuanto a un monasterio que algunos cuentan que hubo en la localidad «nada se sabe de él, no hay documentos que atestigüen». Incluso en el Castratro de Ensenada de 24 de septiembre de 1752, se dice expresamente que no hay en Villaestrigo convento alguno de religiosos ni religiosas.

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