Diario de León
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Carta te escribo martín martínez

Querido hermano: Espero que disfrutes de salud; por mi parte hoy te dejaré descansar; porque descansando estoy de mis cuitas clínicas y a la espera, como te decía en la última, de que me compongan el tubo de escape, que el de ventilación «va bene».

Hoy, hermano, quería darte cuenta de dos cosas; son cosas de aquí que me han producido sino irritación, sí un desasosiego que no veas.

Recuerda que en mi carta del 24 de abril te traspasaba mis temores. Andabais preparando, con gran boato, los 950 años del traslado de los restos de San Isidoro de Sevilla a León. Me preocupaba lo vuestros que sois en estos fastos, que en los mismos no hubiera un hueco para San Ordoño, obispo de Astorga en aquel año de 1063, y principal protagonista del traslado, a la vez que traía el cuerpo de San Albito, vuestro obispo, fallecido en la ciudad del Guadalquivir. El rey Fernando supo valorar la acción del Obispo astorgano colmándole de mercedes y honores, como la donación del monasterio de Santa Marta de Tera, que hasta bien entrado el siglo XIX era la residencia episcopal veraniega.

Mis temores, hermano, se cumplieron. En octubre tuvisteis un congreso al que no pude asistir por razones de salud, como sabes. Leí, sí, con el máximo interés el programa del congreso; y ni por asomo aparecía San Ordoño en los títulos de la docena de ponencias que se anunciaban con participación de expertos en la materia. Espero la publicación de las mismas y que, al menos en la de profesora Emma Falque, se vislumbre algo. Al parecer se centraba su disertación en la «traslatio» y los testimonios de Lucas de Tuy, testigo presencial quien en su «Crónica» destaca el papel desempeñado por San Ordoño. Si acudiste a las diferentes intervenciones, espero me informes de ello.

Hermano, te diré que llevo sin pisar el centro de la ciudad desde el día primero de octubre. Miento; hace unos días, vi una foto de la Plaza Mayor, de Xavi Mayans, tomada desde la embocadura de Pío Gullón; un estaribel, una carpa invernal cubre la visión de medio Ayuntamiento; lo comprobé. Lo que ahora va es todo de oídas. Se dice que la Alcaldesa viendo el desaguisado llamó al orden al industrial que la instalaba. Se dice que éste se le subió al guindo, basándose que sobre esa materia de carpas no existía ordenanza alguna, y que por lo tanto nada incumplía. Lo que sí parece que incumplía era una norma elemental y obligatoria: solicitar del Consistorio el permiso correspondiente; solicitud que deben estudiar el equipo de urbanismo primero e informar a la Comisión correspondiente que aprueba o deniega la solicitud. Item más: tengo para mi capote que dado el estatus urbanístico de Astorga, la Comisión Provincial de Patrimonio sí tiene algún pito que tocar.

Por cierto, querido, uno recuerda que en fecha que no me viene a la memoria, en la anterior legislatura sí se dieron ciertas disposiciones municipales que seguramente estarán escritas: se exigía un modelo de sillas a instalar en la plaza y algún industrial hubo de retirar las que tenía; se aprobó el color de dichas sillas saltándose la norma hace un par de años; se dictaba el tamaño, forma y color de las sombrillas, etc., etc. También se regulaba la «no ocupación» de los soportales con artefactos y objetos de los establecimientos.

Y quede mi opinión —después doctores hay— : La Plaza Mayor como algún otro punto de la ciudad debe ser un espacio diáfano, nítido, abierto y propicio para la visión del monumento que la preside; y que, históricamente, cumpla cada ocho días su papel de acogida del mercado. No quiero pensar que sería de nuestra plaza si los otros cinco establecimientos de hostelería demandan sus respectivas carpas. Espero que cuando recibas ésta ya tengamos solución. Cuídate.

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