Diario de León

Sin dejar nada a la improvisación

Descubren los documentos y dibujos originales de mediados del siglo XIX sobre la necesidad de derrumbar la antigua torre de la iglesia para construir una nueva más acorde al resto del edificio describiendo cada detalle y el coste de las obras

Bocetos del año 1861 de la torre de entonces y de la propuesta para la nueva torre. DL

Bocetos del año 1861 de la torre de entonces y de la propuesta para la nueva torre. DL

León

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La investigación realizada por Javier Benéitez, graduado en Información y Documentación, en busca de la existencia del pendón de Azares del Páramo dejó descubrimientos sorprendentes, tras revisar decenas de legajos de los libros de fábrica (libros de cuentas) de la parroquia de la localidad custodiados en el Archivo Histórico Diocesano de Astorga. No sólo fue capaz de documentar en el primer tercio del siglo XIX que Azares tuvo pendón (artículo publicado en el Diario de León el 2 de enero de 2022), sino que también descubrió que la ermita que hoy languidece a las afueras del pueblo, en los siglos XVIII y XIX perteneció a la Cofradía de la Cruz y estuvo dedicada a Nuestra Señora de las Angustias (Diario de León, 9 de enero de 2022).

Y no se quedaron ahí sus hallazgos. En su trabajo se encontró con un dossier fechado en 1861 sobre la construcción de la torre de la iglesia, que sustituyó a una anterior, los dibujos originales del proyecto, coste... Es el tercer y último capítulo de esta serie de reportajes de la ‘La Historia de Azares del Páramo que Sale a la Luz’, gracias a las investigaciones de Benéitez.

La portada del citado dossier deja claro su contenido: «Libro de caja destinado e s clusivamente para las cuentas de la Torre que se ha de hacer o reformar con arreglo al plano y solicitud que va por cabeza, autorizada por el ilmo. En 13 de marzo de 1861. Al que es mi voluntad se le de la fé legal humana que haya lugar». Firmando: Francisco José Domínguez.

Ya en el interior, se realizan una serie de estudios con el fin de sustituir la torre de la iglesia, la cual, según escrito por el citado Francisco José Domínguez, a la sazón párroco de Azares, al obispo de Astorga, Fernando Argüelles Miranda, le explica que la torre actual «afea el edificio de la iglesia, una torre de espadaña de construcción antiquísima, que necesita reparo por muchos defectos que en si contiene, su grosura o espesor de muy cerca de tres varas, impedimento de percibirse con toda claridad la voz sonora de unas campanas que no merece; pues aunque se volteen, no saliendo fuera de las almenas, queda aquella embozada entre la monstruosidad de éstas. Mal figurada y como un injerto impropio de lo que pide este edificio. Muy baja, pues según las reglas de arquitectura debiera ir al borde de las campanas en línea paralela a la cúspide de la cúpula de la capilla mayor, y le faltan dos varas, por esta parte se oye menos la voz de las mencionadas campanas. El capitel de la espadaña amenaza ruina en tres o cuatro años».

En 1872, continuando el mismo párroco, se admite la construcción de una torre espadaña nueva por un valor de 5.856 reales y 10 maravedíes, con arreglo al plan de condiciones y diseño realizado por el arquitecto Antonio Cid, vecino de León. La cuenta documentada fue visada por el arcipreste Bernardo Cadenas López.

El proyecto explica la obra con sorprendente minuciosidad y aporta el dibujo de la antigua torre y los diseños de la nueva. Así en un documento fechado el 11 de septiembre de 1868 titulado ‘Condiciones facultativas con arreglo a las cuales se ha construir un espadaña sobre el torreón que hoy existe en la iglesia de Azares’ se describen 14 pasos a seguir para llevar a cabo la obra. A modo de ejemplo que deja de manifiesto la precisión del proyecto, el 13 dice así: «El ladrillo será de buen barro sin caliches (piedra pequeña que, introducida por descuido en el barro, se calcina al cocerlo, según la RAE) para evitar que se descomponga con las humedades y heladas, bien cocido, derecho y sin alabeos, y la cal se ha de batir tanto que no se conozca ningún gramo de ella, con poco agua y mucho sudor».

Además en diversos documentos de cuentas se reflejan los diversos gastos como el datado en el año 1866 donde se afirma que «Recibí yo, Joaquín Simón, vecino de Astorga, arrabal de Santa Clara y Maestro Cantero, de D. José Domínguez, párroco de Azares del Páramo, la cantidad de 260 reales de vellón por tres bolinches y remates de piedra para la torre de su iglesia a razón de cuatro duros por cada uno de los dos colaterales y cinco por el de la veleta».

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