Diario de León

Los regantes denuncian una modernización ya obsoleta en el Páramo Bajo

El Páramo Bajo reclama una reparación  del sector V, «lleno de parches» por los vicios ocultos de la construcción La infraestructura debería durar 50 años pero está obsoleta pasados ocho

Piezas sustituidas por reventones y roturas en el sector V de la Comunidad de Regantes del Páramo Bajo. C.G.R.P.B.

Piezas sustituidas por reventones y roturas en el sector V de la Comunidad de Regantes del Páramo Bajo. C.G.R.P.B.

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El presidente del Sindicato de Riego de la Comunidad General de Regantes del Páramo Bajo, Herminio Medina, no comparte la sentencia que rechazó la demanda interpuesta por la Sociedad Mercantil Estatal de Infraestructuras Agrarias contra la empresa adjudicataria de las obras del sector V de riego, habida cuenta de los numerosos incidentes, reventones y roturas de piezas desde su puesta en marcha hasta la actualidad —más de 90 desde abril de 2011 a finales del pasado mes de julio—. «Siento vergüenza», señaló Medina ante la decisión judicial. Los defectos que presenta la obra han provocado, apuntó Medina, que una infraestructura que debería tener una vida útil de medio siglo esté ya en gran medida obsoleta, coste que recae sobre unos productores endeudados por la obra para mejorar la rentabilidad de sus explotaciones.

La comunidad de regantes exige «corregir» los fallos del sector, más teniendo en cuenta que los agricultores estarán pagando las obras durante 50 años, y solicita al Estado que no adjudique obras a la empresa que ejecutó los trabajos. Todos los problemas que se observan en este sector «se pueden verificar documentalmente y con fotografías», señaló el presidente de la Junta de Gobierno.

Las últimas averías

El sector registró otras dos roturas en el mes de julio y suma seis desperfectos este año

Como se recordará, Seiasa consiguió una condena de las empresas que ejecutaron la modernización del sector I, así como a la fabricante de las tuberías —por la que deben reembolsarle más de ocho millones de euros—, pero no de la constructora del sector V, a la que exigía más de 800.000 euros, al entender que los fallos no eran de esta sino del proyecto, que encargó Seiasa.

«Creo que el juez no tenía ni tiene todos los datos de lo que ha sucedido y continúa pasando en el sector V del Páramo Bajo. El resultado de la ejecución de la obra ha sido el mayor atraco que se ha conocido en un proyecto de modernización y hay suficientes datos para demostrarlo», señaló en referencia a los 63 reventones y fugas y más de 27 piezas sustituidas, que suman «90 roturas en la red de riego, que han tenido que sufragar la comunidad de regantes y Seiasa». Además, en cada rotura, es necesario añadir una nueva pieza que se inserta mediante dos arpoles —podrían compararse con unas abrazaderas— al sistema de tuberías y Medina se pregunta «cuánta garantía nos dan para estos arpoles».

Las consecuencias

Las averías no solo suponen un coste de reparación, sino que provocan inundaciones en las parcelas y, por tanto, «pérdidas directas para los usuarios, retrasos en los riegos para el resto de los regantes con consecuencias en la productividad de la cosecha, despilfarro de agua y energía, daños en las infraestructuras de la red y de los regantes por la succión de piedras y tierra y pérdida de sección en las conducciones por el aterramiento de las tuberías, que, a su vez, produce un mayor consumo de energía para dar la presión de servicio al agua y, sobre todo, 180 puntos donde se han colocado unas juntas de reparación con materiales que nadie garantiza que vayan a durar 50 años, ni siquiera la mitad». Así, el sector V es una «obra nueva», pero «llena de parches que pueden traer consecuencias graves con el tiempo», apuntó Medina.

Lo que se salva

La Comunidad solo aprovecharía «hidrantes, ventosas, válvulas y la estación de bombeo

Ocho campañas de funcionamiento han envejecido ya una infraestructura destinada a «durar 50 años», lo que el presidente del sindicato de riego califica de «engaño a los regantes, que están pagando religiosamente las cuotas» por una actuación encaminada a un mayor «aprovechamiento del agua y, con este, luchar contra el cambio climático, mejorar la calidad de las aguas (menos lavado abonos y fitosanitarios) y, en definitiva, realizar una agricultura más eficiente y sostenible. Pero a este objetivo se ha opuesto una empresa a la que apoyan ahora los jueces. Claramente priman sus intereses económicos».

La comunidad de regantes sostiene que de lo ejecutado en el sector V «solo se podrían aprovechar los hidrantes, ventosas, válvulas y la estación de bombeo. El resto es chatarra», ya que en este sector el agua del nivel freático entra en la red de conducciones en invierno, lo que obliga a «abrir las válvulas de final de los ramales para que no inunden las parcelas por los hidrantes que están abiertos para que no se hielen».El Páramo Bajo considera que el modificado de obra fue una oportunidad para «haber revertido los errores» del proyecto, que la adjudicataria alegó en el juicio, porque «la obra que se ejecutó con el modificado también tiene los mismos vicios que la que se realizo con las prescripciones del proyecto original». Los regantes «no transigiremos con el resultado de esta obra».

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