La DO León cierra una vendimia con menos producción y excelente calidad

La Denominación de Origen León cierra la vendimia 2019 con la recogida de casi 3,5 millones de kilos de uva (3.483.508, exactamente), lo que supone una merma del 6,2% respecto a la de 2018 que fue de 2.771.784 kilos. Esa cigfra la sitúa por debajo de las expectativas del propio Consejo Regulador, cuya previsión inicial apuntaba a los cuatro millones. Además del descenso generalizado de la producción en casi todas las denominaciones de origen del país, en torno a un 35% de media, como consecuencia de las condiciones meteorológicas de la campaña (sequía prolongada durante casi todo el proceso vegetativo, lo que trajo como consecuencia uva muy pequeña y racimo de poco peso), el viñedo del sur de la provincia evidencia que sigue acusando los daños por la helada de la primavera de 2017, lo que tuvo como consecuencia una maduración desigual. La previsión de la dirección técnica del Consejo Regulador y de los propios viticultores es que esta situación pueda verse superada en la vendimia del próximo año 2020.

A esas razones hay que añadir que las bodegas han ajustado su producción a las previsiones de venta (condicionadas también por la pérdida de posición comercial a partir de la vendimia de 2017, con un 70% de merma) y a las dificultades para incrementarla en un mercado de calidad extraordinariamente competitivo y, en consecuencia, han derivado parte de la uva recogida a la elaboración de vinos para otros niveles de calificación inferiores y de menor exigencia en los controles técnicos y organolépticos.

El rendimiento por hectárea se eleva ligeramente respecto a las vendimias de 2017 y 2018 y alcanza los 5.073 kilos, muy lejos de los máximos marcados por la normativa del Consejo Regulador.

Por variedades de uva, la Prieto Picudo figura a la cabeza de las destinadas a la elaboración de rosados y tintos con 2.638.085 kilos (el 75,73%), seguida de la Tempranillo con 267.590 (7,68%) y la Mencía con 38.508 (1,11%). La Garnacha queda por segundo año fuera de la calificación.

Entre las variedades blancas, la Albarín se consolida como la preferida por los elaboradores y vuelve a superar claramente a la verdejo con 323.688 y 205.440 kilos de uva, respectivamente, lo que supone el 9.29% y el 5,90% del total. La Godello recupera producción y alcanza los 10.200 kilos, mientras la Palomino y la Malvasía, también sin producción calificada, desaparecen como referencias varietales.

valoración cualitativa

Sin embargo, la pérdida de producción se ve compensada por la excelente calidad de la uva calificada, pese a las adversas condiciones meteorológicas con las que se inició el verano: una fuerte granizada que afectó al sur de la zona de producción, y las lluvias intensas durante varios días seguidos que provocaron serios daños en esa misma zona (Valderas, Gordoncillo y Mayorga, sobre todo) y que condicionaron el desarrollo del ciclo del viñedo en los meses siguientes. El riesgo de que las enfermedades fúngicas pudieran causar severos daños a la cepa durante el verano obligó a los viticultores y bodegas a realizar numerosos trabajos fitosanitarios de prevención.

Tintos para guarda

Pese a todo ello, señalan en una nota de prensa emitida ayer desde el Consejo Regulador de la DO León, esas mismas condiciones meteorológicas tan secas de los meses de julio, agosto y septiembre evitaron la aparición de daños fúngicos y propiciaron que la maduración en las parcelas ubicadas en las diferentes zonas de la denominación de origen fuese óptima. «La uva pesó poco al haber sido un verano seco y eso permitió que nuevamente la relación pulpa/hollejo sea muy alta, lo que sin duda favorecerá especialmente a la elaboración de vinos tintos destinados a guarda», afirman.

Blancos muy aromáticos

«En el caso de las variedades blancas ya se ya se puede adelantar que propiciarán vinos de una gran carga aromática, especialmente los elaborados con Albarín, y en general de buena calidad», concluyen el análisis técnico del Consejo Regulador.