Diario de León

Naturaleza y arte

El Trasgu que vigila el camino

Los vecinos de Paradilla de Gordón pueden presumir desde este fin de semana de la nueva escultura de un duende, encargado de señalar el camino de ruta del Celorio por el margen del río Casares

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Raquel G. Rosco | León
León

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En medio de la Reserva de la Biosfera del Alto Bernesga, entre Geras y Paradilla de Gordón, se encuentra una de las rutas más especiales de toda la provincia de León, la ruta del Celorio, que tiene el privilegio de unir el paisaje con el arte de la escultura y la literatura. El itinerario se inspira en el relato de Celorio de las Geras, tu sabes del escritor José María Menéndez López.

Desde este fin de semana los senderistas pueden disfrutar de la segunda escultura —la primera fue una impresionante mano que sale de suelo, instalada hace tres años al inaugurarse el primer tramo del trayecto— de uno de los artistas más importantes de la provincia, Amancio González, que después de un duro trabajo moldeando el mármol, procedió la instalación de un travieso duende quien escondido entre las rocas de la colina, espera a ser encontrado por los más avispados caminantes.

El Trasgu es un pequeño duende casero de la mitología del noroeste peninsular, especialmente de la asturiana y leonesa, al cual se le culpa de hacer pequeñas travesuras en el hogar.

En opinión del autor, Amancio González, la nueva obra escultórica «trata de inculcar a los más pequeños la idea de que el bosque está vivo, lleno de vida no solo la se ve a simple vista, el acto de mirar más allá ayuda a reavivar la imaginación de mayores y pequeños». También considera que el Trasgu «es un valor añadido a la ruta la cual ya cuenta con un gran importancia por sus paisajes».

El duende advierte mediante un texto, escrito en una placa situada a sus pies, de que «es el guardián del bosque», por lo que si los caminantes dañan el paisaje o lo ensucian se mudará a su casa para hacer distintas travesuras. El texto tiene el fin de crear conciencia sobre el cuidado y respecto hacia la naturaleza.

El relato es obra del escritor Juan Carlos Pajares, vecino además de Paradilla de Gordón, quien afirma que la escultura supone la continuación de la primera fase de la ruta. «Hemos restaurado y limpiado el viejo camino de la localidad para que se pueda volver hasta Geras por un camino diferente, continuando la ruta por la margen del río. Cruzándolo se puede encontrar un homenaje en forma de poesía también de Juan Carlos a varios represaliados asesinados en esa zona de los que desgraciadamente no se tiene mucha información, ni tan siquiera de cuantos fueron ni de en que lugar fueron fusilados», explica.

La ruta ha tenido unos grandes resultados en cuanto a número de senderistas en estos tres años —se calcula que en torno a 3.000 personas visitan la ruta al año—. Pajares, vecino y autor de varios de los textos que se pueden encontrar a lo largo del camino, señala que Paradilla de Gordón «era una aldea que no recibía prácticamente visitas y ahora gracias a la ruta, es muy frecuentada especialmente en los fines de semana». Gracias a la cantidad de transeúntes, los vecinos han restaurado las antiguas escuelas convirtiéndola en un teleclub donde los senderistas pueden recuperar fuerzas disfrutando de las espectaculares vistas de la reserva de la biosfera.

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